El Parlamento italiano vota por una República presidencialista inspirada en el tipo francés

Italia, un país donde el Parlamento y los partidos han tenido más peso político que en cualquier otro, se orienta a tranformarse en una República presidencialista de tipo francés, aunque no es fácil que lo logre. La Comisión Bicameral que debate la reforma de la Constitución emitió ayer un primer voto favorable a ese ideal promovido por la oposición al Gobierno, pero la tesis pasó sólo gracias al apoyo de la Liga Norte, que ha buscado castigar a los partidos que sostienen el Gabinete. Todo ello configura una base parlamentaria frágil para el proyecto.

Silvio Berlusconi, el más favorecid...

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Italia, un país donde el Parlamento y los partidos han tenido más peso político que en cualquier otro, se orienta a tranformarse en una República presidencialista de tipo francés, aunque no es fácil que lo logre. La Comisión Bicameral que debate la reforma de la Constitución emitió ayer un primer voto favorable a ese ideal promovido por la oposición al Gobierno, pero la tesis pasó sólo gracias al apoyo de la Liga Norte, que ha buscado castigar a los partidos que sostienen el Gabinete. Todo ello configura una base parlamentaria frágil para el proyecto.

Silvio Berlusconi, el más favorecido por el resultado de la votación, reconoció anoche esa fragilidad, cuando afirmó que "no es pensable que esta reforma pueda llevarse a término si no se forma una mayoría más amplia". El proyecto deberá superar aún un periodo de enmiendas dentro de la propia comisión, que teóricamente concluirá sus trabajos a finales de Junio, para luego ser aprobado por mayorías cualificadas de los plenos de la Cámara y el Senado y, finalmente, ser sometido a referéndum.El proyecto presidencialista, que prevé la elección directa de un presidente de la República con poder de nombrar al primer ministro, presidir el Gobierno y disolver el Parlamento en ciertas condiciones, logró ayer 36 votos frente a los 31 de la propuesta alternativa de un sistema de elección indirecta de un primer ministro fuerte, con capacidad limitada de provocar la convocatoria de nuevos comicios.La Liga, que en la comisión tiene precisamente cinco votos, se había negado hasta última hora a participar en los trabajos. Luego, entró inesperadamente en la liza sugiriendo que podría votar en contra del presidencialismo si Massimo D'Alema, líder del Partido Democrático de la Izquierda (PDS) y presidente de la Comisión Bicameral, daba garantías de que el refuerzo de los poderes del primer ministro iría acompañado de un sistema electoral proporcional que favorecería la supervivencia de los partidos pequeños. Tanto el centro derecha como el centro izquierda incluyen partidos pequeños que temen al sistema mayoritario.Antes del voto, D'Alema se limitó a opinar que el sistema presidencialista implica un sistema mayoritario de doble turno. Varios grupos, y entre ellos Refundación Comunista, que se opone a los dos proyectos debatidos, interpretaron como "una amenaza" esa opinión.Dicha apreciación justificó el voto de la Liga en favor del presidencialismo, según explicó el portavoz de los independentistas, Roberto Maroni. Pero nadie está seguro de que los hombres de Umberto Bossi mantengan esa orientación del voto, ni pueden excluir que cambien continuamente de opinión, para hacer fracasar cualquier resultado de uno u otro signo. La Liga es contraria al funcionamiento de la Comisión Bicameral, porque el pasado lunes aprobó un "proyecto de reforma federal del Estado" orientado a un sistema de autonomías que Bossi ha calificado de "más centralistas aún que el vigente". El voto de la Liga consiguió plenamente el efecto de castigo deseado.

El voto de ayer indica que el Parlamento italiano sigue muy dividido sobre la conveniencia de introducir una representación menos proporcional y una autoridad con capacidad de decidir por encima de los partidos. Tras los escándalos de la corrupción política, la izquierda tradicional se resiste menos a esta tendencia de la derecha, que antaño fue propuganada por la logia masónica Propaganda Dos (P-2), por el ex líder socialista Bettino Craxi y por el ex presidente de la República, Francesco Cossiga. Pero la contradicción persiste, incluso en el seno del centro derecha, y se puede pensar que el actual intento de reforma constitucional aborte en su gestación, como varios que le precedieron.

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