El sargento Miravete ya fue condenado por matar de un disparo a otro compañero en 1984

El cabo Samuel Ferrer Caja, muerto el pasado sábado de un disparo en el pecho en el destacamento de Candanchú (Huesca), no es primera víctima mortal del sargento Juan Carlos Miravete Duque. El presunto homicida ya causó la muerte de otro sargento en 1984, cuando estaba destinado en Sabiñánigo (Huesca). Un disparo de Miravete alcanzó mortalmente a su compañero mientras ambos estaban solos en la residencia de oficiales. El tribunal militar, que le impuso un año de prisión y cuatro millones de indemnización, sentenció que Miravete jugaba con su arma en estado de embriaguez.

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El cabo Samuel Ferrer Caja, muerto el pasado sábado de un disparo en el pecho en el destacamento de Candanchú (Huesca), no es primera víctima mortal del sargento Juan Carlos Miravete Duque. El presunto homicida ya causó la muerte de otro sargento en 1984, cuando estaba destinado en Sabiñánigo (Huesca). Un disparo de Miravete alcanzó mortalmente a su compañero mientras ambos estaban solos en la residencia de oficiales. El tribunal militar, que le impuso un año de prisión y cuatro millones de indemnización, sentenció que Miravete jugaba con su arma en estado de embriaguez.

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El sargento primero Juan Carlos Miravete Duque, de 36 años, en prisión preventiva por la muerte del cabo Ferrar, ya fue condenado en una ocasión por matar a un compañero con su pistola. El consejo de guerra se celebró el 4 e julio de 1985, en el cuartel de Victoria, en Jaca (Huesca). Los hechos acaecieron durante la madrugada del 14 de septiembre de 1984, en el Batallón ravelinas 25, con sede en Sabiñánigo (Huesca), ya desaparecido, al que se incorporó el militar, recién salido de la Academia de Suboficiales de Talarri (Lleida).Miravete estaba con otro sargento en el pasillo de la residencia de oficiales del acuartelamiento, cuando un disparo realizado a muy corta distancia con su arma reglamentaria acabó con la vida de su compañero. Al

o haber ningún otro testigo, el tribunal creyó la versión de Miravete. Según la sentencia, el sargento manipulaba, "con ánimo de broma, el arma que portaba ras haber ingerido bebidas alcohólicas y en la presencia de un compañero que resultó muerto".

Durante el juicio, otro suboficial que declaró como testigo explicó que, unos días antes del trágico suceso, Miravete desenfundó su pistola en la cantina de la unidad en un estado de visible embriaguez. El Tribunal Militar Territorial número 3 le condenó a un año de prisión menor, cuatro millones de pesetas de indemnización y las costas del juicio, por un delito de imprudencia punible con resultado de muerte.

Al ser la condena inferior a tres años de cárcel, el militar no fue separado del Ejército y pudo egresar al servicio activo. No obstante, la Cadena SER reveló ayer que Minarete ni siquiera llego a ingresar en prisión, ya que as autoridades militares le permutaron la pena impuesta por una sanción de un año de suspensión de empleo y sueldo. El ministro de Defensa, Eduardo Serra, aseguró ayer, en relación con la muerte del cabo Ferrer, que se trata de "una incomparable desgracia para una familia, como una maldición, pero también es una desgracia para las Fuerzas Armadas y para la Ejército de Tierra".

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Serra habló ayer tarde por teléfono con el padre del fallecido, Emilio Ferrer, alcalde de Buenache de la Sierra (Cuenca), a quien transmitió sus condolencias y remitió al Congreso una petición de comparecencia para informar sobre estos hechos. La familia se había quejado anteriormente de la falta de sensibilidad del ministerio, que sólo ayer por la mañana le remitió un telegrama de pésame.

En declaraciones a la Cadena Cope, Emilio Ferrer reiteró que a versión de la muerte de su hijo que le ofrecieron inicialmente los mandos de la: unidad era distinta a la que luego conoció a través de algunos soldados presentes. Tos superiores", agregó, "debían evitar que ocurrieran estas cosas, porque al parecer no es la primera vez que este sargento tiene problemas".

Por otra parte, unas 350 peronas asistieron ayer en Rubí Barcelona) al funeral por el solado Saúl Hernando Piñol, de 19 ños, quien falleció el pasado sábado a consecuencia de la puñalada que le asestó un compañero durante una discusión en el polvorín de Ibeas de Juarros (Burgos), donde ambos cumplían el servicio militar.

El soldado Saúl Hernando falleció poco después de ingresar en el Hospital Militar de Burgos, mientras que su agresor, S. P. A., ha sido detenido, según un comunicado difundido ayer por la Capitanía de Burgos.

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