De consejero a actor secundario

Gustavo Villapalos debutó ayer en el cine como 'chico Almodóvar'

Ayer vio cumplido uno de sus sueños: aparecer en el cine. Puntual como pocos actores, el consejero de Educación y Cultura, Gustavo Villapalos, se encarnó en chico Almodóvar y acudió antes de la hora prevista, las 10.45, al cementerio de La Almudena, donde se rodaban algunas escenas de Carne trémula, la última película del director manchego."Creo que participo en un cortejo fúnebre y que tengo que dar el pésame a alguien, pero no lo sé. Yo hago lo que mande el director", explicó el dócil Villapalos. A pesar de que su aparición se reducirá a unos segundos en la pantalla, el conseje...

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Ayer vio cumplido uno de sus sueños: aparecer en el cine. Puntual como pocos actores, el consejero de Educación y Cultura, Gustavo Villapalos, se encarnó en chico Almodóvar y acudió antes de la hora prevista, las 10.45, al cementerio de La Almudena, donde se rodaban algunas escenas de Carne trémula, la última película del director manchego."Creo que participo en un cortejo fúnebre y que tengo que dar el pésame a alguien, pero no lo sé. Yo hago lo que mande el director", explicó el dócil Villapalos. A pesar de que su aparición se reducirá a unos segundos en la pantalla, el consejero, que se confesó actor antes que político, chupó bastante cámara.

Fue, sin duda, la estrella del rodaje: congregó a más de una decena de periodistas y recibió el saludo de bienvenida de los actores, que un tanto recelosos veían cómo todos los flashes y todas las, preguntas iban destinados al consejero. Por allí andaba Javier Bardem, en silla de ruedas por exigencias del guión, que, asombrado, comentaba: "La que ha montado este hombre [por Gustavo Villapalos]".

"Y eso que no dice ni una palabra, que si llega a hablar... Estoy dispuesto a cederle alguna frase mía", bromeaba Pepe Sancho, otro de los protagonistas de la película. Hasta el mismísimo Pedro Almodóvar se extrañó del alboroto suscitado por la presencia del consejero de Educación y Cultura."Si lo llego a saber, le doy un papel mayor", aseguró el director, que antes de comenzar a dar órdenes dio las gracias a Villapalos por facilitar los permisos de rodaje y cederle algunos escenarios de la ciudad, como el Pabellón de Deportes o el barrio de La Ventilla. "Ha colaborado en todo, y cuando me dijo que quería salir en la película no me pude negar. Me da rabia tener que desperdiciarle con un papel sin texto", añadió Almodóvar.

Y dicho esto, el director pasó a la acción."Esto es un cortejo fúnebre, y hay que poner cara de no sentir nada", explicaba Almodóvar a actores y a secundarios. Al consejero lo colocó, presidiendo el entierro, del brazo de la pintora Elena Santonja y al lado de la exótica actriz italiana Francesca Neri. "Tienes que ir hablando con Elena, de forma relajada. Y ya está, poniendo cara de falsa pena, como de entierro".

Un ensayo, otro, y acción. Villapalos sonreía. De vez en cuando, dirigía una esporádica mirada a su jefa de prensa, que con gestos le recordaba que a las doce debería estar reunido con el Consejo de Administración de la Universidad Rey Juan Carlos. Faltaban diez minutos para la cita de trabajo y él seguía metido en su papel cinematográfico. Hasta se colocó las obligadas gafas oscuras de los entierros, "Yo no soy un político, lo que soy es un buen actor. Actúo todos los días", dijo.

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