Una subasta gigante "rompe la atonía inmobiliaria"

Madrid fue ayer escenario de una subasta inmobiliaria sin precedentes. A excepción de las pujas judiciales, se trató de la de mayor envergadura entre las celebradas aquí en las últimas décadas, según algunos expertos. Pisos -con inquilinos dentro- chalés y locales comerciales propiedad de compañías de seguros fueron sometidos a pública licitación por un organismo oficial dedicado a la liquidación de aseguradoras. Carmen Bermúdez, su directora gerente, anuncio que de esta forma atajaban la, atonía que caracteriza al mercado inmobiliario madrileño durante los últimos años".El resultado de la sub...

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Madrid fue ayer escenario de una subasta inmobiliaria sin precedentes. A excepción de las pujas judiciales, se trató de la de mayor envergadura entre las celebradas aquí en las últimas décadas, según algunos expertos. Pisos -con inquilinos dentro- chalés y locales comerciales propiedad de compañías de seguros fueron sometidos a pública licitación por un organismo oficial dedicado a la liquidación de aseguradoras. Carmen Bermúdez, su directora gerente, anuncio que de esta forma atajaban la, atonía que caracteriza al mercado inmobiliario madrileño durante los últimos años".El resultado de la subasta fue tasado en 1.152 millones de pesetas por los organizadores, que mostraron su satisfacción al comprobar el incremento final respecto del precio de salida, contabilizado en 987 millones. Entre los inmuebles subastados figuraban numerosos pisos y locales para oficinas o comercios de calles madrileñas como Bravo Murillo, Hermosilla, Ibiza o Doctor Castelo, así como otros de Barcelona, Sevilla o Valencia.

Javier Bonhome, directivo de la Comisión Liquidadora de Entidades Aseguradoras, dependiente de la Dirección General de Seguros del Ministerio de Economía, explicó el procedimiento: "Hay compañías de seguros que adquieren la nuda propiedad de un piso a sus inquilinos -de edad avanzada-, a quienes ceden su usufructo hasta que mueran. Las aseguradoras les abonan por ello una renta determinada, especie de crédito", precisa. "Cuando una aseguradora quiebra, por ejemplo, compramos esa propiedad y sacamos a subasta el inmueble; pasa, pues, a pertenecer al mejor postor, que se obliga a respetar los derechos vitalicios de los inquilinos en tanto sigan viviendo".

Algunos de lo inmuebles subastados ayer, como uno de seis alturas de la calle de Cañizares, 1 -adquirido por 255 millones-, han sido rehabilitados por la Empresa Municipal de la Vivienda.

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