El Papa evita responder a la ínvitación de Netanyahu a visitar Tierra Santa

La Santa Sede guarda silencio ante la invitación a visitar Israel reiterada ayer al Papa personalmente por Benjamín Netanyahu, durante su primera visita al Vaticano como jefe de Gobierno. El comunicado oficial no expresa ni siquiera una disponibilidad de cortesía para efectuar el viaje, y el propio Juan Pablo II respondió con una evasiva -"Dios salve a Israel",dijo- cuando Netanyahu le despidió así en público: "Esperamos verle en Jerusalén". El estatuto de Jerusalén es la principal dificultad en las relaciones entre Israel y la Santa Sede.

, El Vaticano, que no ha reconocido nunca a...

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La Santa Sede guarda silencio ante la invitación a visitar Israel reiterada ayer al Papa personalmente por Benjamín Netanyahu, durante su primera visita al Vaticano como jefe de Gobierno. El comunicado oficial no expresa ni siquiera una disponibilidad de cortesía para efectuar el viaje, y el propio Juan Pablo II respondió con una evasiva -"Dios salve a Israel",dijo- cuando Netanyahu le despidió así en público: "Esperamos verle en Jerusalén". El estatuto de Jerusalén es la principal dificultad en las relaciones entre Israel y la Santa Sede.

, El Vaticano, que no ha reconocido nunca a Jerusalén como capital del Estado hebreo, abrió ligeramente su posición en este tema hacia 1992, cuando, iniciado el diálogo israelo-palestino que condujo al acuerdo de paz, se produjo la reactivación diplomática que desembocó el 30 de diciembre de 1993 en el establecimiento de relaciones plenas entre Israel y la Santa Sede. La Secretaría de Estado se desentendió a partir de ese momento del problema de la capitalidad disputada por israelíes y palestinos, limitándose a exigir garantías de que las tres religiones monoteístas, la islámica, la judía y la cristiana, tuvieran igualdad de acceso a sus lugares santos.El problema persiste porque los dirigentes de Israel no admiten más garantías que las que den ellos mismos. La Santa Sede desea que sea la ONU quien garantice la igualdad de acceso. Antes de establecer relaciones con Israel, el Vaticano pedía que Jerusalén tuviera un estatuto internacional que la sustrayera a las ambiciones políticas de las partes en litigio.

Juan Pablo II y su huésped conversaron a solas durante 20 minutos en el despacho del primero. Cuando salieron, la esposa del embajador Samuel Hadas, que está próximo a jubilarse, expresó el deseo de ver al Papa en su propio país y Juan Pablo II le respondió algo así como "eso espero". Por la noche, Netanyahu declaró que en la entrevista a puerta cerrada el Papa le había expresado su deseo de visitar Israel y, a poder ser, antes del año 2000. El Papa tiene previto ir esta próxima primavera a Líbano, pero se descarta que pueda prolongar el viaje hacia el vecino del sur.

Otros temas, como el de la situación incluso económica de la Iglesia católica en Israel o el de la libertad religiosa dentro del Estado hebreo, fueron abordados por el Papa ante su huésped con la perspectiva, expuesta al cuerpo diplomático en el discurso del pasado 13 de enero, de que "todos juntos, hebreos, cristianos y musulmanes, israelíes y árabes, creyentes y no creyentes, puedan crear y consolidar una paz concreta, con respeto de la dignidad y de los derechos humanos".

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