Tribuna:

A flor de piel

El mercado de valores español demostró ayer que se está efectuando una valoración excesiva de la actual coyuntura. Arrastrados por el mercado de deuda, los inversores iniciaron otra jornada de euforia, pero bastó una apertura indecisa de Wall Street para que la especulación deshiciera posiciones a toda prisa, poniendo en evidencia los últimos máximos. Al final, la Bolsa de Nueva York marcó nuevos máximos impulsada por el sector informático.La contratación volvía a alcanzar los 100.000 millones de pesetas efectivas, pero esta vez contando con numerosas operaciones de ida y vuelta, es decir, con...

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El mercado de valores español demostró ayer que se está efectuando una valoración excesiva de la actual coyuntura. Arrastrados por el mercado de deuda, los inversores iniciaron otra jornada de euforia, pero bastó una apertura indecisa de Wall Street para que la especulación deshiciera posiciones a toda prisa, poniendo en evidencia los últimos máximos. Al final, la Bolsa de Nueva York marcó nuevos máximos impulsada por el sector informático.La contratación volvía a alcanzar los 100.000 millones de pesetas efectivas, pero esta vez contando con numerosas operaciones de ida y vuelta, es decir, con tomas de posiciones por la mañana y abandonos por la tarde. La cotización de Telefónica, con más de cuatro millones de títulos negociados, pasó de las 3.420 pesetas a que llegaba por la mañana hasta las 3.385 del cierre, lo que limitó su ganancia a dos duros y plantea problemas inmediatos. Una aplicación por casi un millón de acciones de Repsol contribuyó a engrosar el volumen de esta jornada, muy centrado en el Ibex 35.

El índice general llegó a subir hasta ocho puntos, pero los compradores perdieron gas al primer síntoma de indecisión. Nueva York volvió a cerrar con nuevos máximos en la mayoría de sus índices. El promedio del Dow Jones de Valores Industriales cerró a 6.843,87 puntos, con lo que marcó un tercer récord consecutivo.

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