Serra aplaza la disolución de la Capitanía de Burgos ante las presiones del Partido Popular

Qué importancia tiene un teniente general en la España de vísperas del siglo XXI? En teoría, muy poca. Los tenientes generales no son noticia desde que se les dejó de ver como freno o apoyo de eventuales intentonas golpistas. Sin embargo, la permanencia de un teniente general en Castilla y León se ha convertido en objeto de pugna política. El PP presiona al ministro de Defensa, Eduardo Serra, para evitar que se consume la anunciada disolución de la Capitanía de Burgos. Serra ha optado por aplazar la decisión, nombrando a un nuevo capitán general tras casi cuatro meses con el puesto vacante....

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Qué importancia tiene un teniente general en la España de vísperas del siglo XXI? En teoría, muy poca. Los tenientes generales no son noticia desde que se les dejó de ver como freno o apoyo de eventuales intentonas golpistas. Sin embargo, la permanencia de un teniente general en Castilla y León se ha convertido en objeto de pugna política. El PP presiona al ministro de Defensa, Eduardo Serra, para evitar que se consume la anunciada disolución de la Capitanía de Burgos. Serra ha optado por aplazar la decisión, nombrando a un nuevo capitán general tras casi cuatro meses con el puesto vacante.

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El presidente castellano-leonés, Juan José Lucas, encabeza la oposición del PP a la disolución de la Capitanía de Burgos; o, más exactamente, a la desaparición del último teniente general con plaza en su comunidad autónoma. Le apoya, entre otros, el diputado burgalés y portavoz adjunto del Grupo Popular en el Congreso, Gabriel Cisneros.Pero la reivindicación no es exclusiva del PP: también el ex presidente del Senado y senador por Burgos Juan José Laborda ha escrito a Serra para que revise los planes del Ejército. "teniendo en cuenta el origen de José María Aznar [antecesor de Lucas en la presidencia autonómica], no me cabe ninguna duda de que Castilla y León seguirá teniendo su teniente general", zanja un parlamentario del PP.

La Capitanía de Burgos estaba desierta desde que, a finales de agosto, pasó a la reserva su anterior titular, el teniente general Ángel Lobo. El Plan Norte de reorganización del Ejército de Tierra prevé la disolución en 1997 de la actual Región Militar Pirenaico Occidental, con sede en Burgos, por lo que la capitanía estaba en fase de extinción y los puestos vacantes, incluida su máxima jafatura, no se cubrían. Durante estos meses, el general Luis de la Plaza, comandante militar de Burgos y Soria, ha ocupado interinamente el cargo, a la espera de su desaparición oficial.

Cuatro meses vacante

Sin embargo, el Consejo de Ministros del pasado viernes nombró jefe de la Quinta Región Militar, con sede en Burgos, al teniente general Javier Pardo de Santayana. Con esta decisión, se aplaza al menos hasta principios del mes de mayo, cuando dicho general pasará a la reserva, la disolución de la Capitanía de Burgos, prevista en el proyecto de decreto sobre nueva organización territorial del Ejército de Tierra, que el ministro tiene sobre la mesa de su despacho.Hasta 1984, Castilla y León era sede de dos capitanías: Valladolid y Burgos. La reducción a seis de las nueve regiones militares existentes hasta entonces, en aplicación del Plan Meta, supuso la desaparición de la Capitanía de Valladolid; mientras que la nueva reducción a cuatro demarcaciones territoriales, contemplada en Plan Norte, debería poner fin a la de Burgos.

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También está prevista la supresión de la Región Militar de Levante, pero a diferencia de lo que sucede con Burgos, Valencia seguirá con un teniente general, ya que se convertirá en sede del Cuartel General de la Fuerza de Maniobra, del que dependen las ocho brigadas operativas del Ejército. Como el número de tenientes generales no se reduce, la supresión de la capitanía de Burgos se compensa con la creación del nuevo Mando de Doctrina, a cuyo frente se encuentra el recién ascendido teniente general Víctor Rodríguez Cerdido.

El Mando de Doctrina, que se está instalando en Granada, se ocupará de la formación y adiestramiento permanente del personal del Ejército de Tierra.

Una de las fórmulas que se ha barajado, para contentar a Lucas, es trasladar el Mando de Doctrina a Valladolid, pero el problema que presenta esta medida, al igual que la marcha atrás en la supresión de la Capitanía de Burgos, es que obliga a alterar una política de traslados en marcha desde hace dos años que afecta a cientos de militares y a sus familias.

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