Una arqueóloga contra la pared

Debate en el colegio de doctores sobre los derribos de la plaza de Oriente

Unos 200 doctores y licenciados en arqueología se cebaron ayer con las autoridades que permitieron el derribo de restos medievales y del Siglo de Oro en las obras de la plaza de Oriente. Durante el coloquio, celebrado en el Colegio de Doctores y Licenciados en Filosofía y Letras y bajo el título Arqueología urbana: destruir o conservar, los expertos dispararon sus flechas sin piedad contra la arqueóloga que dio el visto bueno al derribo de los restos. La tensión fue tal que Esther Andreu, directora de los trabajos arqueológicos, llegó a afirmar en un momento del debate que no estaba...

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Unos 200 doctores y licenciados en arqueología se cebaron ayer con las autoridades que permitieron el derribo de restos medievales y del Siglo de Oro en las obras de la plaza de Oriente. Durante el coloquio, celebrado en el Colegio de Doctores y Licenciados en Filosofía y Letras y bajo el título Arqueología urbana: destruir o conservar, los expertos dispararon sus flechas sin piedad contra la arqueóloga que dio el visto bueno al derribo de los restos. La tensión fue tal que Esther Andreu, directora de los trabajos arqueológicos, llegó a afirmar en un momento del debate que no estaba dispuesta a seguir hablando del tema. Pero ya daba igual. El linchamiento parecía inevitable. Comenzó Juan Zozoya, presidente de la asociación de arqueología medieval: "Destrucciones de restos como los de la plaza de Oriente, y más importantes incluso, se producen por toda España, porque las Administraciones incumplen la ley. Es un problema de cultura y de ética. Lo de la Casa del Tesoro [edificación del siglo XVI] ha sido un desastre".

Posteriormente, Luis Caballero, del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), llevó su discurso a conceptos más teóricos. "La ley de patrimonio es ambigua, paternalista, utópica", afirmaba. Sin embargo, aprovechó para criticar a Andreu: "La historia es frágil y hay que conservarla. Se ha perdido algo evocador, impresionante".

Fernando Valdés, experto en arqueología medieval y profesor de Andreu, fue menos conciliador: "Ha sido una salvajada sin paliativos. ¿Con qué autoridad puede obligar ahora la Administración a un particular a conservar unos restos, después de que ella los ha destruido?". Y le tocó el turno a Esther Andreu. Intentó teorizar sobre arqueología, pero ya eran demasiados golpes consecutivos contra ella. "Mantener el muro [una fachada de la Casa del Tesoro, tal y como abogaba el otro director de las excavaciones, Manuel Retuerce] era una chapuza. Lo coherente era pedir una comisión de expertos para valorar lo encontrado. Así no estaría yo en la situación tan desagradable en que me encuentro. Lo hallado eran los sótanos, la cocina, donde no vivió Velázquez, tal y como dicen".

Juan Zozaya se revolvió. "Señorita, allí estuvo Velázquez porque era aposentador real [risas del público]. Si es usted una profesional, debe mojarse. No vale ahora hablar de comisión de expertos. Usted era un médico con un paciente con cáncer. Tenía que operar o no, no pedir consejo a las universidades [más risas]".

Y en esta tónica continuaron las intervenciones casi tres horas. Al final, un sentimiento de frustración cubrió la sala. "Esto pasa en muchas excavaciones. La destrucción de los restos está prevista de antemano", dice uno de los asistentes.

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