Paro en el transporte público de Bilbao para protestar por la agresión a un conductor
Bilbao se quedó ayer sin autobuses. Los trabajadores de Transportes Colectivos (TCSA) protestaron con un paro de 24 horas contra los reiterados ataques que sufren los autobuses a manos de los alborotadores callejeros y que el pasado sábado causaron heridas graves a un conductor al ser alcanzado por artefactos incendiarios el vehículo que conducía en Basauri (Vizcaya). El presidente del comité de empresa de TCSA, Pedro Angulo, pidió a los políticos que tomen medidas contra la escalada de violencia y eviten nuevos riesgos para trabajadores y usuarios.
Cerca de 200.000 viajeros sufrier...
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Bilbao se quedó ayer sin autobuses. Los trabajadores de Transportes Colectivos (TCSA) protestaron con un paro de 24 horas contra los reiterados ataques que sufren los autobuses a manos de los alborotadores callejeros y que el pasado sábado causaron heridas graves a un conductor al ser alcanzado por artefactos incendiarios el vehículo que conducía en Basauri (Vizcaya). El presidente del comité de empresa de TCSA, Pedro Angulo, pidió a los políticos que tomen medidas contra la escalada de violencia y eviten nuevos riesgos para trabajadores y usuarios.
Cerca de 200.000 viajeros sufrieron las consecuencias de la huelga, que afectó a todas las líneas urbanas y a las interurbanas de la Margen Izquierda del Nervión y otros puntos de Vizcaya. A mediodía, más de un millar de personas participaron en la manifestación silenciosa que recorrió la Gran Vía.
El representante de los trabajadores criticó la ausencia de intervenciones policiales contra los agresores. "No se detiene a nadie", lamentó. El conductor Manuel Fernández, herido el sábado, sigue en el hospital con quemaduras de segundo grado en el 3% del cuerpo, que le afectan a ambas manos y cuero cabelludo. Evoluciona favorablemente.
Sólo el pasado fin de semana los servicios urbanos de San Sebastián perdieron, por otra parte, cinco autobuses. Desde comienzo de año, 14 unidades han quedado destrozadas o gravemente averiadas, con daños por valor de 120 millones de pesetas.
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