El Clínico niega la cura gratuita a un peruano quemado al auxiliar a su vecina

Julio Torreblanca, un inmigrante peruano de 40 años, aprendió esta semana que ser solidario no resulta rentable en Madrid para un extranjero con problemas: el hospital Clínico le negó una cura gratuita tras haberse quemado las manos por auxiliar a su vecina. "Si yo hubiese sido frío como las instituciones, le habría dicho a mi vecina que llamase a los bomberos" explica. El sábado 31 de agosto, Goretti Olivé, su vecina, española de 26 años, le pidió ayuda sin conocerle de nada. La sartén donde estaba friendo unas patatas se había incendiado y ella no era capaz de apagarla.

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Julio Torreblanca, un inmigrante peruano de 40 años, aprendió esta semana que ser solidario no resulta rentable en Madrid para un extranjero con problemas: el hospital Clínico le negó una cura gratuita tras haberse quemado las manos por auxiliar a su vecina. "Si yo hubiese sido frío como las instituciones, le habría dicho a mi vecina que llamase a los bomberos" explica. El sábado 31 de agosto, Goretti Olivé, su vecina, española de 26 años, le pidió ayuda sin conocerle de nada. La sartén donde estaba friendo unas patatas se había incendiado y ella no era capaz de apagarla.

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Julio Torreblanca y su compañero de piso "no se lo pensaron dos veces", cuenta ahora Goretti, y corrieron a la cocina. Al coger la sartén para bajarla al suelo, el aceite sé derramó sobre la mano derecha de Julio: quemadura de segundo grado.Goretti llamó al servicio de urgencias del Insalud, donde le recomendaron que metiese la mano en agua fría y se dirigiesen a un centro de salud municipal.

Acudieron luego al centro integrado de salud (municipal) que se encuentra en el paseo de la Chopera, donde un médico les dijo que él "acababa de llegar y que no disponía de material para curarle la mano", recuerdan. Se trataba de quemaduras de segundo grado, que requieren instrumental de cierto nivel. Y les recomendó que se dirigiesen al hospital Clínico (plaza de Cristo Rey).

Eso hicieron. Allí le pidieron a Julio sus datos, y al saber que no tenía Seguridad Social (con su trabajo esporádico en mudanzas, sin contrato, no alcanza a pagarla, explica) hicieron firmar a Goretti un papel en el que se comprometía a abonar la factura por la atención médica: "Me dijeron que serían unas 17.000 pesetas", recuerda. Pero no hicieron constar el precio por escrito.

"Me atendieron bien, me pusieron la antitetánica e incluso me vio un cirujano", reconoce Julio. En el informe médico se precisó que necesitaba el seguimiento de un médico de cabecera y curas diarias.

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20.000 pesetas

El lunes, Goretti llamó al hospital para saber cómo debía pagar la factura y si las curas estaban incluidas. Le dijeron que éstas debía abonarlas aparte y que debía 20.000 pesetas, y le remitieron a la asistencia social.El martes, a las nueve de la mañana, ambos se presentaron en el hospital Clínico y le explicaron la situación a la asistente social.

"Muy amable, muy sonriente", cuenta Goretti. "Le preguntó a Julio si tenía trabajo y casa; poco menos que nos dijo que si no vivía debajo de un puente teníamos que pagar las curas", continúa. "Nos remitió al centro de salud municipal de nuestra zona, Arganzuela. Acudimos a la junta de distrito, y nos mandaron a la casa de socorro de Callao, donde finalmente le atendieron y le dieron cita para volver el viernes". Las "curas diarias" que recomendaba el informe médico se redujeron a dos en una semana (martes y viernes).

El jueves por la tarde, Goretti y Julio fueron acompañados, por una redactora de EL PAÍS al hospital Clínico para verificar el sistema de funcionamiento. Volvieron a plantear el problema. En información les remitieron a urgencias -ya que Julio no tenía cita concertada-, y allí un hombre y una mujer de la recepción enviaron al ciudadano peruano, a Médicos del Mundo.

- Si no tiene Seguridad Social tiene que pagar, le atiendan aquí o en un centro de salud -explicó la mujer.

Goretti quiso saber hasta dónde llegaba la dureza del sistema y exageró el tiempo que Julio Torreblanca permanecía sin atención:

- Pero es que lleva desde el sábado sin hacerse la cura y es una quemadura importante.

Y le respondieron:

- Pues tome el teléfono de Médicos del Mundo y llamen; se dedican de forma altruista a atender a inmigrantes.

"Falta de humanidad"

Fuentes médicas del hospital consideran una "falta de humanidad" no haberle practicado a Julio una cura "que no cuesta nada", cuando se sabe que las quemaduras son muy propensas a infectarse.El viernes por la tarde, en ausencia del gerente del centro, este diario habló con el médico que ejercía de jefe del hospital, Elpidio Calvo. Este doctor rehusó aportar ninguna información por teléfono y se limitó a garantizar que él soluciona los problemas que se presentan en sus guardias: "La denegación de asistencia es un delito, se atiende a todo el mundo; yo no soy gestor y no sé qué mecanismos hay para atender las curas".

Al comentarle que el jueves se habían negado a atender al peruano gratuitamente, incluso cuando Goretti exageró diciendo que llevaba sin cura desde el sábado, respondió: "Es una argucia indigna utilizar una mentira para ver qué dicen".

El 96%

El director de Servicios Municipales de Sanidad, Ángel Gómez Mascaraque, explica que en los centros integrados de salud, que se dedican a la medicina preventiva, se atiende el 96% de los casos urgentes que llegan y el resto se desvía a los diversos hospitales de Madrid. "Quizá lo que sucedió fue que vieron que el asunto no era de máxima urgencia y le mandaron al hospital; el Ayuntamiento tiene otros cuatro centros que funcionan las 24 horas y que es donde disponen de más material", afirma.Goretti se siente responsable por lo ocurrido e indignada por la reacción del hospital. "Yo he vivido dos años en Estados Unidos, donde te puedes morir en la calle si no tienes un seguro médico, y siempre me he enorgullecido de la sanidad española. Ahora, ya no", se lamenta.

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