Cartas al director

Sin sensibilidad

No sólo existe el dolor físico, sino que hay otro que se clava como astillas en lo más profundo de la sensibilidad, claro está, si se tiene. Los responsables políticos de la Comunidad y Ayuntamiento de Madrid, han demostrado una vez más carecer de ella. Día tras día, según aparecían las noticias, confiaba en que al final, la cordura florecería, pero me equivoqué. Cuando en la mañana del día 14 leí que en la plaza de Oriente los restos arqueológicos de la Casa del Tesoro y el Jardín de la Reina ya no existían tras haber sido derribados la noche anterior, sentí una profunda tristeza, impotencia...

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No sólo existe el dolor físico, sino que hay otro que se clava como astillas en lo más profundo de la sensibilidad, claro está, si se tiene. Los responsables políticos de la Comunidad y Ayuntamiento de Madrid, han demostrado una vez más carecer de ella. Día tras día, según aparecían las noticias, confiaba en que al final, la cordura florecería, pero me equivoqué. Cuando en la mañana del día 14 leí que en la plaza de Oriente los restos arqueológicos de la Casa del Tesoro y el Jardín de la Reina ya no existían tras haber sido derribados la noche anterior, sentí una profunda tristeza, impotencia y rabia.

Tristeza, porque con esa demolición nos han quitado parte de, la historia de Madrid -tan necesitada de ella-, ya que en otros "tiempos gloriosos" se cometieron todo tipo de atrocidades, gracias a la especulación que de su suelo se hizo.

Impotencia y rabia, por cómo se ha llevado a cabo. Algo de tanta importancia histórica se tenía que haber hecho sin el oscurantismo al que este Ayuntamiento es tan aficionado. Utilizar agosto, un mes en el que en Madrid "no quedan ni las ratas" para poder protestar y ni tan siquiera con vida parlamentaria, que se hubiera podido estudiar otras alternativas para continuar las obras de eso que el señor alcalde llama progreso -una estación de autobuses-, sin derribar parte de nuestra historia, es cuanto menos vergonzoso.

La indignación que siento, no sólo es como madrileña, sino como persona que siente impotencia ante tales desatinos, aunque estos se hicieran en cualquier punto de nuestra geografía. No olvidemos que la historia es patrimonio de todos y todos debemos luchar y velar por ella. Señor Manzano, progreso, no es solamente hacer una estación de autobuses a costa de lo que sea. Es algo mucho más complejo, creo, que es poder hacer que convivan pasado y presente en armonía, ¿sabe usted qué es eso?.-

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