Todo sigue igual

Los abogados son, sin duda, el colectivo más perjudicado por lo que podríamos llamar la "atomización colegial". Piénsese que, en tanto otras profesiones cuentan con un único colegio profesional provincial, regional y hasta nacional, sólo en la provincia de Barcelona existen siete colegios de abogados, tres en la de Tarragona, etcétera, lo que determina que si, pongamos por caso, un colegiado de Sabadell tiene que poner un pleito en Terrassa debe colegiarse en el colegio de esta última villa -colindante a la suya- o pagar unos carísimos peajes, llamados habilitaciones, que hacen que, en ...

Los abogados son, sin duda, el colectivo más perjudicado por lo que podríamos llamar la "atomización colegial". Piénsese que, en tanto otras profesiones cuentan con un único colegio profesional provincial, regional y hasta nacional, sólo en la provincia de Barcelona existen siete colegios de abogados, tres en la de Tarragona, etcétera, lo que determina que si, pongamos por caso, un colegiado de Sabadell tiene que poner un pleito en Terrassa debe colegiarse en el colegio de esta última villa -colindante a la suya- o pagar unos carísimos peajes, llamados habilitaciones, que hacen que, en cuanto tengan que llevarse dos o tres pleitos, salga más a cuenta colegiarse que habilitarse. Por eso los abogados son los profesionales que estaban más esperanzados ante el anuncio de las medidas que establecerían la colegiación única y los más alborozados cuando se aprobaron.Pero la alegría duró poco: el tiempo que medió entre el anuncio y la lectura del BOE. Allí la letra menuda se encargó de facultar a los respectivos estatutos a establecer cuotas de habilitación, cuando un colegiado foráneo actuase en su territorio. La reacción no se hizo esperar: a los tres días el Consejo General de la Abogacía tomó el acuerdo de mantener las habilitaciones tal como estaban antes. Para este viaje no hacía falta alforjas, podía el Gobierno haberse ahorrado el Real Decreto. Todo sigue igual.-