Tribuna:

El calor

Sé por mi amigo el dibujante Alfonso Ortuño que el verano español registra cuatro fases de temperaturas en aumento caracterizadas por las siguientes palabras: el calor, la calor, los calores y las calores. Los tres primeros grados se dan en Madrid; el cuarto es más dificil de alcanzar en la Meseta. y suele ser propio de Córdoba o de Sevilla. Estas cuatro gradaciones dan mucho mejor idea del calor que hace que la habitual cuenta en grados centígrados. El femenino, claro, expresa siempre una magnitud mayor que el masculino. Compárese si no un olmo con una olma o un bicho con una bicha.En estos d...

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Sé por mi amigo el dibujante Alfonso Ortuño que el verano español registra cuatro fases de temperaturas en aumento caracterizadas por las siguientes palabras: el calor, la calor, los calores y las calores. Los tres primeros grados se dan en Madrid; el cuarto es más dificil de alcanzar en la Meseta. y suele ser propio de Córdoba o de Sevilla. Estas cuatro gradaciones dan mucho mejor idea del calor que hace que la habitual cuenta en grados centígrados. El femenino, claro, expresa siempre una magnitud mayor que el masculino. Compárese si no un olmo con una olma o un bicho con una bicha.En estos días de fin de julio se oye a mucha gente quejarse del calor que hace en Madrid. Pero hay expertos madrileñistas que afirman que a los verdaderos hijos de Madrid nunca les parece bastante el calor que aquí llega a hacer. En el foro se piensa, dicen, que hay que almacenar calor en verano para resistir mejor los fríos madrileños del invierno. Corrobora esta teoría la anécdota que contaba un periodista sevillano, Rodríguez de León, a propósito de Pedro de Répide, escritor madrileñista y personaje castizo madrileño. Dice que tenía el encargo de Répide de comunicarle la temperatura de Sevilla y le telegrafiaba diciendo, por ejemplo: "Hoy, 48 grados a la sombra". Répide contestaba: "Salgo esta noche en el expreso". Se paseaba varios días bajo el sol sevillano y explicaba después: "Así llevo a Madrid calorías para todo el año".

Tengo amigas y amigos de aquí, como se dice, "de toda la vida", que afean a los que no lo son lo mucho que se quejan del calor o de la calor que hace. "Pero, ¡si estamos en verano! ¿Qué quieres, que haga frío?". En esta ciudad gusta mucho que cada cosa tenga las características de "lo suyo".

Yo estoy de acuerdo con la teoría de que quien se lamenta continuamente del calor lo sufre mucho más que el que no habla de él.

Hay una frase que expresa muy bien esta actitud veraniega de los que saben disfrutar, en vez de padecer, los calores de esta ciudad. No sé a quién atribuirla, aunque pienso que tiene el sello del humor de Ramón Gómez de la Serna: "Lo malo de Madrid es que refresca por la noche".

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