Un té por los saharauis

Un fuerte olor a té impregna las laderas del parque del Cerro de Coslada (85.000 habitantes). Treinta familias y sus invitados, medio centenar de niños procedentes de los campos de refugiados saharauis de Tinduf, reciben este fin de semana a todo aquel que se acerca a la fiesta por un "Sahara libre" con un vaso de té caliente o un chorro de agua fría de la manguera. A elegir, según las apetencias. Una jaima (tienda de lona) es la gran sombra que aplaca los sofocos del calor de visitantes y anfitriones. Dentro y tumbados sobre una alfombra, los mayores celebran la ceremonia de los tres t...

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Un fuerte olor a té impregna las laderas del parque del Cerro de Coslada (85.000 habitantes). Treinta familias y sus invitados, medio centenar de niños procedentes de los campos de refugiados saharauis de Tinduf, reciben este fin de semana a todo aquel que se acerca a la fiesta por un "Sahara libre" con un vaso de té caliente o un chorro de agua fría de la manguera. A elegir, según las apetencias. Una jaima (tienda de lona) es la gran sombra que aplaca los sofocos del calor de visitantes y anfitriones. Dentro y tumbados sobre una alfombra, los mayores celebran la ceremonia de los tres tés: amargo como la vida, dulce como el amor y suave como la muerte. Cuenta Consuelo Sánchez, una organizadora, que sólo pretenden solidarizarse con el infierno en el que viven los refugiados.

Acampada por un Sahara libre, parque del Cerro de Coslada. A las 9.30, chocolate; a las 11.00, concentración por la paz.

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