Tribuna:

Asombroso

El enunciado de la Ley de la Gravitación Informativa (véase EL PAÍS del 26 de agosto de 1992) establece que la noticiabilidad de un hecho es directamente proporcional a su improbabilidad. De ahí que en las antiguas escuelas de Periodismo se insistiera en que es más noticia que un niño muerda a un perro que el mordisco sea al contrario. Cada día los medios de comunicación ofrecen ejemplos reiterados en esa misma dirección. Sólo por su rareza se difunden hechos carentes de cualquier otro interés o repercusión. Recordemos el lugar que ocupó en todos los diarios del mundo la falsa noticia de la ap...

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El enunciado de la Ley de la Gravitación Informativa (véase EL PAÍS del 26 de agosto de 1992) establece que la noticiabilidad de un hecho es directamente proporcional a su improbabilidad. De ahí que en las antiguas escuelas de Periodismo se insistiera en que es más noticia que un niño muerda a un perro que el mordisco sea al contrario. Cada día los medios de comunicación ofrecen ejemplos reiterados en esa misma dirección. Sólo por su rareza se difunden hechos carentes de cualquier otro interés o repercusión. Recordemos el lugar que ocupó en todos los diarios del mundo la falsa noticia de la aparición de un hermafrodita en Filipinas, o los espacios de primera plana reservados hace algunos años a la fotografía de la reina Isabel II de Inglaterra cuando, al pasar revista al escuadrón de su guardia, un inopinado golpe de viento acertó a levantarle las faldas, dejando ver la fina lencería monárquica subyacente. Ejemplos análogos podrían multiplicarse para confirmar cómo los periodistas privilegian como noticias algunos fenómenos guiados exclusivamente por la capacidad que en ellos anticipan de producir asombro en la audiencia a la que se dirigen.Elías Canetti se ocupa del asombro en una de sus colecciones de aforismos, recogidos en Hampstead, apuntes rescatados 1954-1971, de reciente publicación en castellano por Anaya & Mario Muchnik Señala Canetti que, "para hallar crédito, el relato deberá, ante todo, provocar asombro, sólo lo asombroso es creído. Lo evidente no se puede contar; como no provoca asombro alguno, no es creído. Este punto es muy importante, y el secreto reside en intuir lo que despierta asombro. Para ello hace falta emoción, pero la emoción del asombro. Esto es claramente perceptible en los niños que escuchan cuentos". Y no deja de ser extraño que se pueda contar lo mismo una y otra vez y, pese a ser algo ya conocido, vuelva a provocar asombro. Sólo se puede contar lo mismo, exactamente lo mismo, o bien totalmente distinto. Las variantes son asunto de la literatura y ya suponen algo así como impotencia.

Frente a los agoreros de siempre dispuestos a proclamar el aburrimiento de la prensa para justificar el descenso de las tiradas, una simple ojeada al servicio de noticias de las agencias permite confirmar que por todas partes brotan fenómenos asombrosos. Cuándo se ha visto que el presidente de una república necesite visado para viajar a otro país, y, sin embargo, resulta que el Departamento de Estado anuncia en Washington su denegación al colombiano Ernesto Samper, y al hacerlo queda en precario su continuidad al frente de la primera magistratura. De regreso a Madrid, Mas Canosa -afortunado comprador de Sintel a Telefónica y una de las amistades peligrosas de Aznar, según el diario de Pedro Zola- fue recibido por el ministro de Asuntos Exteriores, Abel Matutes. Fuentes autorizadas explicaron enseguida que la ayuda de Mas Canosa sería decisiva para evitar los daños de la ley Helms-Burton a las empresas españolas, pero horas más tarde los norteamericanos la emprendían contra la cadena hotelera Sol-Meliá.

Pensábamos que la entrada en vigor del nuevo Código Penal supondría la puesta en libertad de más de 13.000 reclusos, con grave incremento, según se nos dijo durante la campaña electoral, para la inseguridad ciudadana, y ahora nos desayunamos con la noticia de que la cifra real ha sido de 349. Pensábamos que el presidente Felipe González había puesto la mano en el fuego por el anterior gobernador del Banco de España con resultado de quemaduras de tercer grado, y Mariano Rubio se lanza atronador por los micrófonos a su alcance para quejarse de desamparo. La plaga terrorista etarra sólo podía combatirse con eficacia garantizando el cumplimiento íntegro de las penas impuestas a los asesinos, a tenor de los programas de la campaña del 3 de marzo, pero llegados al Sinaí de La Moncloa las luces del altísimo aclaran que se impone acercar a los presos y aceptar el diálogo sobre una vagorosa autodeterminación. Estamos de regreso con el conde de Romanones, que cuando decía nunca jamás aclaraba que se estaba refiriendo al momento presente. Y el próximo martes hablaremos de la figura del pretraidor.

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