La fila ilustrada del novato

El edificio del Vicerrectorado de Alumnos de la Universidad Complutense, en la plaza de Medicina, parece estos días una factoría enloquecida: por sus ventanillas pasaron el lunes cerca de 5.000 alumnos y ayer casi 6.000. La mayoría acudieron para efectuar la preinscripción de la carrera universitaria deseada tras aprobar la selectividad. Todo dependerá después de la nota de cada uno y de la ley de la oferta y la demanda: cuantos más alumnos elijan determinada carrera, más aumentará la nota de corte y más difícil será entrar. También hay quien se acerca a este edificio para reclamar por escrito...

El edificio del Vicerrectorado de Alumnos de la Universidad Complutense, en la plaza de Medicina, parece estos días una factoría enloquecida: por sus ventanillas pasaron el lunes cerca de 5.000 alumnos y ayer casi 6.000. La mayoría acudieron para efectuar la preinscripción de la carrera universitaria deseada tras aprobar la selectividad. Todo dependerá después de la nota de cada uno y de la ley de la oferta y la demanda: cuantos más alumnos elijan determinada carrera, más aumentará la nota de corte y más difícil será entrar. También hay quien se acerca a este edificio para reclamar por escrito porque su nota no le parece justa o con la intención de arañar unas décimas que pueden resultar definitivas luego. Hay también quien va para solicitar información en general. Resultado: colas de varias horas y un vicerrectorado que se defiende argumentando que trabajan a tope.Y es cierto: más de una cincuentena de funcionarios a la vista atienden a ritmo frenético a los alumnos, ayudados por una veintena de becarios. El primero de los estudiantes llegó ayer a las dos de la mañana. Y seis, horas más tarde, auténticas riadas de alumnos salían de la cercana estación de Ciudad Universitaria para alcanzar un lugar idóneo en la enorme cola (casi 500 metros de serpenteante orden) que ya se había formado. Todo esto lo contaban ayer unos tranquilos vigilantes apoyándose en muchos julios de experiencia: "Todos los años desde, hace siete, es lo mismo; y no lo entendemos, la verdad, porque hay mucho plazo". De cualquier forma, la gigantesca fila, a eso de la una y media, había desaparecido. Los alumnos que acudían entonces no esperaron más de 15 minutos. Es más, según los responsables de este desbordado edificio, la s emana que viene habrá remitido la marea y todo el que quiera podrá informarse o efectuar la preinscripción sin esperar nada. El plazo para esto último termina el día 19. También se puede hacer por correo, aunque es necesario compulsar toda la documentación. El último día para reclamar la nota termina mañana.

Entreianto, fuera, en la cola, hay, críticas, calores, algún que otro mareo, mucha paciencia y los avispados que venden botes de refrescos. Por cierto, que el año que viene, y gracias a un convenio entre la Complutense, el Ayuntamiento de Madrid, la Asociación, de Latas de Bebidas y Coca-Cola, en el campus se instalarán 36 contenedores especiales para este tipo de recipiente.

Dentro del edificio hay pilas de preinscripciones, funcionarios sin desayunar y también mucha paciencia. El día 19 habrán desfilado más de 25.000 alumnos. Los funcionarios de la Complutense empezarán a encargarse entonces de introducir los datos de todas las preinscripciones (50.000, aproximadamente, incluidas las de las cinco universidades madrileñas) en un gigantesco programa de ordenador. Éste decidirá, según la oferta y la demanda, la nota de corte de cada carrera, el Y

futuro de los nuevos universítarios.

Preinscripción de la universidad: en el edificio del Vicerrectorado de Alumnos de la Complutense, en la plaza de Medicina; metro Ciudad Universitaria. Hasta el 19 de julio. De 9.00 a 14.00. Teléfono de información: 394 12 99