Reportaje:

"La relación entre trastornos del sueño y accidentes alcanza proporciones epidémicas"

"Desde hace años se invoca el alcohol como uno de los principales responsables de los accidentes de tráfico. Recientemente, estamos observando que también hay una importante relación entre los trastornos del sueño y la siniestralidad en las carreteras. En muchos casos, alcohol y sueño van unidos, formando una mezcla explosiva", afirma Antonio Culebras, profesor de neurología de la Universidad del Estado de Nueva York (EE UU) y autor de numerosos trabajos y publicaciones sobre las enfermedades del sueño.Este experto español afincado desde hace 25 años en EE UU centra su actividad investigadora ...

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"Desde hace años se invoca el alcohol como uno de los principales responsables de los accidentes de tráfico. Recientemente, estamos observando que también hay una importante relación entre los trastornos del sueño y la siniestralidad en las carreteras. En muchos casos, alcohol y sueño van unidos, formando una mezcla explosiva", afirma Antonio Culebras, profesor de neurología de la Universidad del Estado de Nueva York (EE UU) y autor de numerosos trabajos y publicaciones sobre las enfermedades del sueño.Este experto español afincado desde hace 25 años en EE UU centra su actividad investigadora y clínica en la patología cerebrovascular y en las alteraciones del sueño. Hace dos años formó parte de una Comisión de Fatiga Mental y Sueño, constituida en el Estado de Nueva York para estudiar la repercusión de los trastornos del sueño en el tráfico. Según comenta, los resultados del estudio revelaron que la relación causa-efecto entre ambos hechos "alcanza proporciones epidémicas".

Culebras, que viajó la semana pasada a Madrid para participar en una reunión científica en el hospital Ruber Internacional, señala que el trabajo desarrollado por la Comisión de Fatiga Mental y Sueño, que incluyó a mil norteamericanos adultos conductores de vehículos, evidenciaba que el 24% de estas personas admitía haberse quedado dormido al volante al menos una vez en su vida y el 2,5% de ese porcentaje había sufrido algún accidente de tráfico.

"El que una cuarta parte de la población conductora se duerma alguna vez al volante es muy grave y es un hecho que debemos considerar muy en serio", sostiene este experto, que añade que el perfil del conductor tipo de estas características es "un joven de entre 20 y 30 años, amante de las juergas nocturnas y sin ningún respeto por el sueño".

Como subraya Culebras, estos datos -"perfectamente trasladables a la realidad española", según el presidente de la reunión, el neurólogo Oriol Franch- ponen de manifiesto que el estilo de vida, sin que tenga que mediar ninguna enfermedad del sueño, es un factor determinante.

"Está admitido que conducir de noche", dice, "aumenta en un 700% los riesgos de accidente. En general, toda la actividad nocturna, incluida la de los trabajadores de este turno, es mucho más susceptible de siniestralidad y los accidentes que se producen durante la noche suelen ser más catastróficos".

Según explica Culebras, no se sabe por qué, pero el ser humano necesita dormir y el sueño y la vigilia son dos estados de la actividad cerebral que se suceden siguiendo un ciclo biológico de unas 24 horas. "Si este ritmo se altera, por ejemplo, por una mala higiene del sueño", comenta, "la actividad se ve interferida por sensaciones como fatiga mental, somnolencia, falta de concentración e irritabilidad. Las horas de sueño perdidas son acumulativas y la única forma de combatirlo, la única, es dormir".

En palabras de este especialista, el alcohol potencia considerablemente el sueño en una persona privada de él y una "prueba infalible" para comprobarlo es la del vaso de vino: "Cuando alguien toma una sola copa de vino en horas normalmente de vigilia y se ve invadido por la somnolencia, es evidente que está falto de sueño".

Las enfermedades del sueño, que empezaron a estudiarse hace 15 años, suponen un problema de gran trascendencia médica y social por su elevada prevalencia. Se estima que el 15% de la población adulta mundial sufre alguna vez en su vida alteraciones del sueño y de la vigilia que requieren atención médica.

Los tres grandes grupos de estos trastornos son el insomnio (que afecta alguna vez en la vida al 35% de los adultos y es el síntoma más común de todas las enfermedades psiquiátricas), las parasomnias (el sonambulismo, los terrores nocturnos infantiles y la eneuresis nocturna infantil) y la hipersomnia (que se caracteriza por una excesiva somnolencia durante las horas de vigilia y que incluye otros problemas como son la narcolepsia y la apnea del sueño).

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