Tribuna:CIRCUITO CIENTÍFICO

CFC: de la cuna a la tumba

Dado el exhaustivo tratamiento que la prensa ha dado a los llamados compuestos CFC, quizá sea necesario hacer mención a las propiedades de estos compuestos y a sus efectos dañinos sobre el medio ambiente. Habría que resaltar, sin embargo, que gran parte del éxito (inicialmente) y rechazo (en la actualidad) que estos compuestos han sufrido reside en su enorme estabilidad química.Esta estabilidad química hace que los CFC asciendan hacia las capas altas de la atmósfera sin que nada les detenga en su avance. Sólo al llegar a la capa de ozono, los rayos ultravioleta rompen las moléculas del CFC dej...

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Dado el exhaustivo tratamiento que la prensa ha dado a los llamados compuestos CFC, quizá sea necesario hacer mención a las propiedades de estos compuestos y a sus efectos dañinos sobre el medio ambiente. Habría que resaltar, sin embargo, que gran parte del éxito (inicialmente) y rechazo (en la actualidad) que estos compuestos han sufrido reside en su enorme estabilidad química.Esta estabilidad química hace que los CFC asciendan hacia las capas altas de la atmósfera sin que nada les detenga en su avance. Sólo al llegar a la capa de ozono, los rayos ultravioleta rompen las moléculas del CFC dejando libres sus átomos. Uno de estos átomos, el cloro, reacciona con las moléculas de ozono en un ciclo catalítico por el cual cada átomo de cloro puede descomponer hasta 10.000 moléculas de ozono.

A pesar de que en la actualidad se ha paralizado la producción de estos compuestos, existen grandes reservas de CFC cuya destrucción supone un grave problema. Los métodos actuales de descomposición de CFC son caros, difíciles de aplicar e incluso, en muchos casos, producen materiales tóxicos cuya eliminación supone un problema adicional.

Entre estos métodos destacan la incineración, que produce gases altamente corrosivos, y la reacción con sodio fundido, que constituye un método bastante peligroso de llevar a cabo. Todo lo expuesto anteriormente hace que el estudio sobre nuevos procesos de descomposición de CFC sea un campo de investigación activo que implica a investigadores de todo el mundo.

El profesor Robert H. Crabtree y el estudiante de doctorado Juan Burdeniuc de la Universidad de Yale (EE UU) han dado un gran paso en la resolución de este problema, al desarrollar un método de descemposición de CFC que destaca por su bajo coste, eficacia e inocuidad de los productos. El método, descrito recienternente en la revista Science, consiste en la utilización de un reactivo capaz de descomponer el CFC (a través de un proceso químico llamado "reducción de dos electrones") y a la vez que actúe como "abstractor de fluoruros".

La reacción entre el oxalato de sodio (un reactivo muy barato) y el CFC tiene lugar en condiciones de reacción suaves produciendo fluoruro de sodio, cloruro de sodio, dióxido de carbono y carbono, no siendo ninguno de estos productos tóxico en medida alguna. Además, puesto que el fluoruro de sodio es una fuente de fluoruros habitual en la síntesis química, se puede reutilizar.

El único inconveniente del proceso es la generación de dióxido de carbono, uno de los agentes responsables del calentamiento global debido al efecto invernadero, aunque Crabtree asegura que actualmente ya dispone de otro método de igual eficacia capaz de descomponer CFC sin producir dióxido de carbono.

Varias compañías ya han expresado su interés por aplicar y comercializar "la reacción del oxalato". Actualmente no existe ningún proceso operativo de destrucción de CFC, aparte de los mencionados antetiormente con toda su carga de problemas. Probablemente, con este proceso de descomposición de CFC, Burdeniuc y Crabtree hayan escrito los primeros párrafos del capítulo final de la historia de estos materiales.

Eduardo Peris Fajarnés pertenece al departamento de Química Inorgánica y Orgánica de la Universidad Jaume I (Castellón).

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