Un 'ultra' histórico

Ignacio Alonso García, nacido en Guinea Ecuatorial hace 28 años, es un histórico de la militancia ultra en Madrid. Su primera aparición en los archivos policiales se remonta al 10 de octubre de 1989, cuando fue detenido, junto a otros seis extremistas, por lanzar huevos y piedras contra el ex presidente de Gobierno Adolfo Suárez en el primer acto acto electoral del CDS. El ataque fue atribuido al grupúsculo neonazi Bases Autónomas. La causa judicial contra Alonso no prosperó, y la Complutense tampoco adoptó ninguna medida contra su alumno de Derecho, pese a que desde el 20 de junio de 1...

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Ignacio Alonso García, nacido en Guinea Ecuatorial hace 28 años, es un histórico de la militancia ultra en Madrid. Su primera aparición en los archivos policiales se remonta al 10 de octubre de 1989, cuando fue detenido, junto a otros seis extremistas, por lanzar huevos y piedras contra el ex presidente de Gobierno Adolfo Suárez en el primer acto acto electoral del CDS. El ataque fue atribuido al grupúsculo neonazi Bases Autónomas. La causa judicial contra Alonso no prosperó, y la Complutense tampoco adoptó ninguna medida contra su alumno de Derecho, pese a que desde el 20 de junio de 1988 presidía la asociación Teoria y Praxis. Esta impunidad le permitió medrar en el mundo estudiantil. Así, en 1990 pasó a encabezar la asociación Disenso, también en la Complutense, y el 11 de julio de 1991 fundó la entidad patriótica Bernal Díaz del Castillo. A esta actividad sumó su colaboración con el periódico ultraderechista El Porvenir, donde trabajó con dos abogados del extremismo madrileño: Carlos Rodrigo Ruiz de Castro y Fernando Fernández Perdices.Ruiz de Castro -con quien Alonso fundó la asociación Díaz del Castillo- no era un simple letrado. Considerado por la policía como el líder oculto de Bases Autónomas, figuraba también como administrador y accionista de Eurosurcamp, sociedad que controla la cadena de tiendas de utillaje paramilitar Soldiers. Estos establecimientos -hay tres en Madrid- han sido acusados de nutrir a los cabezas rapadas.

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La estrecha relación de Alonso con estos dos abogados quedó patente el día de su detención por el apaleamiento de la Complutense. Al ser arrestado, Alonso solicitó la asistencia letrada de Ruiz de Castro y de Perdices. La defensa recayó finalmente en Ruiz de Castro. Pero este vínculo se quebró el 9 de enero de 1995, cuando Ruiz de Castro se suicidó de un tiro en la cabeza. Alonso vive ahora en libertad. Ha estado bajo tratamiento psiquiátrico por depresión y ansiedad.

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