España exige que la nueva Alianza "reconozca su contribución"

España aspira a que "la nueva estructura militar de la OTAN reconozca su peso y su contribución a la Alianza", indican medios diplomáticos españoles. En cualquier caso, "no aceptará estructuras que no reflejen su importancia", advierten. Esa es la condición fundamental para que, como ya ha anunciado paralelamente a Francia, España se integre plenamente en la nueva estructura de la Alianza. Y es también un aviso para navegantes, en el que están en juego la cuestión de Gibraltar y el papel superior de Portugal en la actual estructura de mandos.La polémica que produjo hace diez años la ratificaci...

España aspira a que "la nueva estructura militar de la OTAN reconozca su peso y su contribución a la Alianza", indican medios diplomáticos españoles. En cualquier caso, "no aceptará estructuras que no reflejen su importancia", advierten. Esa es la condición fundamental para que, como ya ha anunciado paralelamente a Francia, España se integre plenamente en la nueva estructura de la Alianza. Y es también un aviso para navegantes, en el que están en juego la cuestión de Gibraltar y el papel superior de Portugal en la actual estructura de mandos.La polémica que produjo hace diez años la ratificación de la adhesión de España a la Alianza, sin integrarse a su estructura militar, primó las cuestiones internas, que dejaron en sordina un "agravio inaceptable". "Lo que se ofrecía a España [puestos y responsabilidades en la cadena de mando] no se correspondía con su entidad militar", subrayan esas fuentes.

El balance de los años transcurridos desde que en 1982 Leopoldo Calvo-Sotelo inició la adhesión debe permitir un mejor acoplamiento en la nueva estructura. Por un lado, el particularismo de su esquema de integración "nos ha dado más flexibilidad, permitiendo una participación progresiva". Por otra parte, España está hoy "en mejor posición negociadora que cuando la adhesión", porque ha participado satisfactoriamente en ejercicios de la OTAN y en operaciones militares dentro y fuera de la OTAN (de los cascos azules a la IFOR), "demostrando la valía de sus Fuerzas Armadas: éstas ya no son una incógnita, en términos militares, para los aliados".

El principal problema para el encaje de las pretensiones de todos los países miembros es que la reforma de la estructura que ahora empieza supondrá una fuerte reducción de mandos. Pero también creará nuevas figuras. Británicos y franceses no renuncian a la figura de un "adjunto europeo" para el comandante supremo de las fuerzas aliadas en Europa, figura que siempre encarna un general norteamericano (hoy, George Joulwan). Una idea que causa ronchas.