Japón no podrá mantener a sus ancianos con fondos públicos, salvo que aumenten las contribuciones

Japón será dentro de poco el país con más ancianos y menos jóvenes del mundo desarrollado y su Seguridad Social, ya en crisis financiera, no podrá garantizarles la asistencia necesaria, salvo que los propios ancianos aumenten desde ahora su contribución económica directa. Según el Libro Blanco del Ministerio de Salud y Bienestar Social, publicado el viernes, ésta será la única vía para evitar la quiebra de la Seguridad Social y permitir que los japoneses puedan disfrutar de un retiro digno.

El Ministerio estima que uno de cada cuatro japoneses tendrá más de 65 años a principi...

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Japón será dentro de poco el país con más ancianos y menos jóvenes del mundo desarrollado y su Seguridad Social, ya en crisis financiera, no podrá garantizarles la asistencia necesaria, salvo que los propios ancianos aumenten desde ahora su contribución económica directa. Según el Libro Blanco del Ministerio de Salud y Bienestar Social, publicado el viernes, ésta será la única vía para evitar la quiebra de la Seguridad Social y permitir que los japoneses puedan disfrutar de un retiro digno.

El Ministerio estima que uno de cada cuatro japoneses tendrá más de 65 años a principios del próximo siglo, mientras que el número de jóvenes y niños continuará decreciendo. El total de ancianos en Japón es en la actualidad de 18,21 millones de personas, es decir, el 14,5% de la población. Esto significa que en el año 2010 unos 80 millones de japoneses de entre 15 y 64 años deberán sustentar a 30 millones de ancianos y 19 millones de niños. Además, es, desde hace diez años, el país con la tasa de longevidad más alta del mundo: la vida medida de las mujeres es de 83 años, mientras que la de los hombres es de 76,5 años.

Según los expertos, esto se debe tanto al progreso médico como a la alimentación tradicional nipona, rica en pescados, algas y proteínas vegetales, que evita el consumo de grandes cantidades de carnes y grasas. El Libro Blanco destaca también que la incorporación laboral de la mujer está trayendo consigo enormes cambios para los que el sistema de Seguridad Social no está preparado.

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