EL NUEVO GOBIERNO

Mentalizarse para el día de la destitución

El vicepresidente primero del Gobierno realizó ayer una insólita radiografía sentimental de lo que ha supuesto la llegada al poder para él y los suyos. Con las alforjas cargadas de excelentes intenciones, Francisco Álvarez Cascos dividió el impacto emocional de los acontecimientos en tres fases y relacionó el último capítulo, la primera participación, ayer, en un Consejo de Ministros, con la necesidad de "empezar a mentalizarse para el día que haya que dejar" La Moncloa.El vicepresidente reconoció que el sábado, tras ser votada afirmativamente por amplia mayoría la investidura de José María Az...

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El vicepresidente primero del Gobierno realizó ayer una insólita radiografía sentimental de lo que ha supuesto la llegada al poder para él y los suyos. Con las alforjas cargadas de excelentes intenciones, Francisco Álvarez Cascos dividió el impacto emocional de los acontecimientos en tres fases y relacionó el último capítulo, la primera participación, ayer, en un Consejo de Ministros, con la necesidad de "empezar a mentalizarse para el día que haya que dejar" La Moncloa.El vicepresidente reconoció que el sábado, tras ser votada afirmativamente por amplia mayoría la investidura de José María Aznar, se produjo entre los populares "una explosión de sentimientos y emociones", que dejaron de "retener y embridar" y dejaron salir a flote. Al propio secretario general del PP se le escapó alguna lágrima. El lunes, durante la jura ante los Reyes, experimentó "una íntima emoción personal, desconocida y nueva". Precisó que "dejará huella", pero en su "historia política". La tercera oleada le inundó ayer, al tomar asiento en la mesa de los que gobiernan España.

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Álvarez Cascos explicó que esta vez el sentimiento era de "estreno de responsabilidades". Confesó que siempre había pensado "que un día llegaríamos, porque en política se juega para ganar, no como en el deporte, que basta participar según el principio del barón de Coubertain".

Fotos y olvidos

Pero lo que el vicepresidente pensó al sentarse en la mesa, a las 11 de la mañana, según propia confesión, es que hay que empezar a mentalizarse para el día en que haya que dejar el poder. "Ojalá que el tiempo sea largo", dijo, se supone que en su condición de secretario general y pensando en el partido, "y ojalá que el ejercicio de nuestras responsabilidades nos permita comparecer en ese momento con la cabeza bien alta".

El Consejo se inició con la foto de Aznar, los dos vicepresidentes y los otros 12 ministros en la escalinata de La Moncloa. Antes, el presidente del Ejecutivo se había dejado fotografiar, sonriente, asomado a un balcón del edificio. La primera reunión duró algo más de tres horas.

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Álvarez Cascos se esforzó en aparecer tranquilo y reflexionó cada respuesta, consciente de que su imagen en la primera conferencia de prensa tras el Consejo de Ministros era otro símbolo del cambio. Pero los nervios le traicionaron. El nombramiento de José Manuel Fernández Norniella como secretario de Estado "de Comercio, Turismo y PYMES [pequeñas y medianas ernpresas]" se le olvidó y, ante una pregunta, hubo de rescatarlo del montón de fichas.

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