Cartas al director

No se hagan ilusiones

Ésta es una carta dirigida a los vascos que viven y trabajan en el París Vasco, a aquellos que no son políticos ni ertzainas, a los que, no militan en ningún partido político ni sindicato, a los que nunca se han visto involucrados en actos violentos y ni tan siquiera les ha pasado por la cabeza participar en ellos. En definitiva, a la mayoría de los vascos.No se hagan ilusiones. No les dejarán vivir en paz ni entrarán en razón mientras no les demuestren que no hay sitio para ellos en su sociedad.

Niéguense a convivir amigablemente con ellos, cambien de acera cuando los ' vean, salgan de...

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Ésta es una carta dirigida a los vascos que viven y trabajan en el París Vasco, a aquellos que no son políticos ni ertzainas, a los que, no militan en ningún partido político ni sindicato, a los que nunca se han visto involucrados en actos violentos y ni tan siquiera les ha pasado por la cabeza participar en ellos. En definitiva, a la mayoría de los vascos.No se hagan ilusiones. No les dejarán vivir en paz ni entrarán en razón mientras no les demuestren que no hay sitio para ellos en su sociedad.

Niéguense a convivir amigablemente con ellos, cambien de acera cuando los ' vean, salgan del bar cuando entren, dejen de comprar en sus tiendas, rechácenles como clientes -su dinero, corno el de los narcos, está manchado de sangre-, y aunque sean sus propios familiares, retírenles el saludo.Han demostrado con creces que las actitudes comprensivas no les sirven de nada y que alcanzar con ellos una convivencia civilizada es una quimera imposible.

Sé que es fácil decirlo desde Madrid, pero les animo a no dejarse vencer por la resignación

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