COMERCIO ESPAÑA-URUGUAY.

Las acusaciones de sobreprecio de los sunmistros de Focoex se fundamentan en engañosas comparacicines entre marcas distintas

La empresa estatal española Fomento de Comercio Exterior (Focoex) firmó entre 1991 y 1992, con el asesoramiento de la empresa privada Eductrade, contratos con la Administración uruguaya por 100 millones de dólares aproximadamente. Uno de los contratos fue con el Ministerio de Salud Pública y dos con la Administración Nacional de Educación Pública. Los contratos se resolvieron sin reclamaciones por parte del Gobierno de Uruguay, y se han ejecutado en un 97%. Quedan por instalarse únicamente una planta de conservas y dos de ordeño, así como un equipo de litotricia. La acusación que se hace en es...

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La empresa estatal española Fomento de Comercio Exterior (Focoex) firmó entre 1991 y 1992, con el asesoramiento de la empresa privada Eductrade, contratos con la Administración uruguaya por 100 millones de dólares aproximadamente. Uno de los contratos fue con el Ministerio de Salud Pública y dos con la Administración Nacional de Educación Pública. Los contratos se resolvieron sin reclamaciones por parte del Gobierno de Uruguay, y se han ejecutado en un 97%. Quedan por instalarse únicamente una planta de conservas y dos de ordeño, así como un equipo de litotricia. La acusación que se hace en ese país referente a la existencia de sobreprecios, es desmentida rotundamente por Focoex, que afirma que se ha realizado a partir de engañosas comparaciones entre marcas y calidades distintas de los equipos.

Comparaciones odiosas y sesgadas

EL PAÍS Madrid Una de las acusaciones que se han hecho en Uruguay contra la empresa pública Focoex (Fomento del Comercio Exterior) es que ha suministrado productos con un precio superior al normal. La comisión de investigación creada por el Parlamento uruguayo y que comenzará a trabajar durante el mes de febrero tratará, entre otras tareas, de aclarar esta cuestión. Fuentes de la empresa pública española han manifestado a este periódico que no ha cobrado sobreprecios a las autoridades sanitarias y educativas uruguayas en los equipos suministrados en virtud del Tratado Comercial hispanouruguayo de julio de 1992, y en cuya gestión, en calidad de sociedad asesora, participó la compañía Eductrade, integrada en el Grupo Timón que preside Jesús de Polanco.

Las fuentes de Focoex explicaron las diferencias de precio por la diferencia de marca y calidad de los equipos, en primera instancia, en la prestación de un paquete de servicios que acompaña la venta de aparatos y, por supuesto, en la variación de precios que se produce con el paso del tiempo. Focoex anunció que está llevando a cabo una comprobación exhaustiva contrato a contrato primero, y después equipo solicitado a equipo vendido, para demostrar la inexistencia de sobreprecios.

Focoex, una sociedad 100% propiedad del Estado, ha respondido a las acusaciones de practicar sobreprecios en los suministros médicos y educativos a Uruguay que se han vertido en el país suramericano por denuncias de algunos diputados con un desmentido rotundo, que será ratificado cuando la empresa concluya la investigación contrato a contrato y la comparación de cada equipo solicitado con el equipo suministrado. Esas fuentes informaron a EL PAÍS que esta comparación se está realizando para demostrar que los sobreprecios aparentes se deben bien a la diferencia de calidades y marcas entre los instrumentos comparados, bien a los servicios añadidos o a la variación de los precios desde 1992.

Mientras esta investigación se completa, El PAIS ha tenido acceso a documentos que relacionan algunos de los casos denunciados sin comprobación sobre la veracidad de las acusaciones. Así, por ejemplo, se observan trucos en las tablas comparativas de precios españoles y precios de mercado, incluidas por el apartado de referencias del informe del Ministerio de Salud Pública uruguayo. No comparan equipos semejantes y cuando, la comparación favorece a Focoex pasa por alto los datos.

Los listados enfrentan precios españoles con precios de otra procedencia, sin precisar su nacionalidad, diferentes características y calidad de los equipos cotejados, ni sumarles a los más baratos los gastos posteriores y conceptos que inevitablemente encarecerán el producto, ni tener en cuenta las ventajas de los créditos FAD (30 años de plazo, con 10 de carencia y el 1,25% de interés). Pero se conceden para comprar material español, no sueco o fabricado por la Boulder Company, en Colorado.Un ejemplo de estas comparaciones tergiversadas es el siguiente: "Respirador volumétrico adulto/pediátrico. Marca Siemens. Precio España: 31.599 [dólares] Precio de referencia: 16.258 [dólares]". No figura en la relación, sin embargo, que la comparación, se efectúa entre un equipo Siemens y otro que corresponde a la marca Puritan Bennet, modelo 7.200 AE de: la casa Leonel Rodríguez. Evidentemente, la firma Siemens ofrece en ese modelo concreto mayor calidad. También hay una comparación entre un monitor cardiaco de Siemens y otro de marca Datex (véanse cuadros).El 2 de noviembre 1994, Alfredo Solari, actual ministro uruguayo de Salud Pública, perteneciente al Partido Colorado, declaraba en una conferencia de prensa: "En una comprobación sobre costos de ambulancias importadas que yo hice durante esta semana, entre el 26 de octubre y hoy, encontré que el precio que se había pagado por las ambulancias era un 107% más alto que el que se podría haber pagado comprándolas en plaza". Tomaba el ministro como referencia la oferta de Focoex de furgonetas 2.8 c.c equipadas por, Nissan Ibérica: 27.709 dólares por únidad, cantidad menor al aplicarse la liberalidad de las condiciones del contrato.

Pasado el tiempo se conocen las referencias utilizadas por el candidato. En una relación de ofertas eligió la más baja para apoyar su tesis: 13.443 dólares por la Chevrolet Caravan 5.1. de 2.500 cc, tipo furgoneta. La mayoría de las mutuas, sin embargo, usan Nissan, y en la resolución ministerial 21 de junio de 1995, Solari firma como titular del departamento el pedido de compra de esa marca elevado por una mutua, que pide la preceptiva autorización para hacerse con esos vehículos, en condiciones más exigentes que las derivadas de los créditos FAD.

Garantías

Otra referencia que resulta sumamente confusa es comparar precios del año 1992, año en que se firmó el contrato, con precios de 1995. Como es sabido, los componentes electrónicos, al desarrollarse velozmente la técnica, se abaratan y puede ocurrir que, un ordenador portátil puesto a la venta hace cuatro años por 3.000 dólares cueste hoy 1.000 y resulte de mayor capacidad. Los equipos médicos también registran esa tendencia. Otra comparación engañosa es la siguiente: "Ecógrafo Doppler Color por 185.000 dólares cuya producción está discontinuada. La versión del aparato valía 90.000 dólares en Uruguay". El modelo suministrado es un Ecocardiógrafo RT-6800 de General Electric y sigue fabricándose; la versión del modelo uruguayo que va a sustituir a la suministrada en su, momento cuesta 190.000 dólares y no 90.000, como figura en la oferta local de febrero del pasado ano. La trampa está aquí: en esa oferta se precisa que se aceptará un Ecocardiógrafo RT-6800, usado, como parte del pago.

Se da la circunstancia, además, que las autoridades del ministerio de Salud Pública no firmaron indefensos. El contrato establece una garantía, 15 meses a partir de la firma del embarque o 12 desde la puesta en funcionamiento, que impone "el cambio, reemplazo o reposición de los equipos defectuosos por uno similar y con las mismas características de calidad y precio, así como la reposición o reparación de las piezas defectuosas en origen, o los elementos faltantes, todo lo que se realizará sin gastos para el ministerio". De no cumplirse, quedaron facultadas para adquirir por su cuenta los bienes necesarios, deduciendo su costo del importe del contrato.

Las pocas reclamaciones cursadas en la voluminosa operación lo fueron por problemas menores en su mayor parte y siempre atendidas cuando se dieron a conocer ante Focoex. En algún caso, según fuentes médicas uruguayas, la intención del reclamante era otra: hacer coincidir la marca suministrada con la que funciona en su consulta privada.

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