Tribuna:EL DEFENSOR DEL LECTOR

Las mayúsculas en 'Babelia'

Han sido muchos los lectores que han escrito o telefoneado a este departamento de defensa del lector para manifestar sus quejas por el recurso gráfico, en el nuevo diseño de Babelia, de usar indistintamente las mayúsculas y minúsculas en los títulos de los artículos. Y lo han hecho con enfado. "Creo que los lectores de EL PAÍS", escribe Tomás Fortea Lara, de Valencia, "tenemos derecho a recibir un texto escrito de la forma más correcta posible. Muchas son las quejas de los lectores por las frecuentes faltas de ortografía que, aunque nunca justificables, serían discutibles dado su caráct...

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Han sido muchos los lectores que han escrito o telefoneado a este departamento de defensa del lector para manifestar sus quejas por el recurso gráfico, en el nuevo diseño de Babelia, de usar indistintamente las mayúsculas y minúsculas en los títulos de los artículos. Y lo han hecho con enfado. "Creo que los lectores de EL PAÍS", escribe Tomás Fortea Lara, de Valencia, "tenemos derecho a recibir un texto escrito de la forma más correcta posible. Muchas son las quejas de los lectores por las frecuentes faltas de ortografía que, aunque nunca justificables, serían discutibles dado su carácter ocasional e involuntario. Sin embargo, el error del que me quejo no tiene justificación ni disculpa". Y añade: "Ha nacido un vicio ortográfico que convendría atajar desde el principio: el uso incorrecto que hace de las mayúsculas en los titulares que vulnera la norma de la RAE. Bastaría, para corregir el error, hacer caso de la recomendación de vuestro Libro de estilo: "Hay que evitar la proliferación y utilización innecesaria de las mayúsculas" (11.114). Y concluye: "Hay que acabar con una práctica que, bajo una apariencia de modernidad, tanto perjudica la imagen de seriedad y corrección que tan merecidamente se ha ganado EL PAÍS".A su vez, Agustín Neira Calvo, de Madrid, se pregunta: "¿A qué esta novedad de las mayúsculas en Bábelia?". Y añade: "Es verdad que existe un proceso asimilativo, lógico del léxico anglosajón, pero cada idioma tiene sus características gráficas; la de las mayúsculas es una de ellas. Pero nuestro idioma tiende a la minusculización. Veo, por tanto, mucha incongruencia y esnobismo innecesario, y estéticamente daña a la vista. Y además, ¿por qué se utilizan mayúsculas y versalitas en unos títulos y en otros no? ¿Qué criterios se usan?".

Y éste es el tono que se advierte en casi todas las quejas.

El Defensor del Lector ha consultado el tema con David García, adjunto al director y que ha sido el responsable del nuevo diseño de Babelia, y con Ángel Sánchez Harguindey, redactor jefe del suplemento. Según este último, la Redacción de Babelia "ni aprueba ni desaprueba" lo que él llama "un recurso gráfico", un puro "elemento de (diseño" que, como tal, obtuvo el visto bueno de la dirección. Y añade que, aunque pueda ser discutible, no debería analizarse desde el punto de vista gramatical, sino exclusivamente formal, dejando al margen las normas de la Real Academia Española. Argumento que se puede usar también hablando del Libro de estilo, que tampoco legisla sobre las mayúsculas y minúsculas en los títulos y sí en el texto redaccional.

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David García confirma que se ha tratado de un puro "aspecto gráfico", que, por otra parte, había sido ya muy experimentado tanto en la gráfica alemana como en la de origen anglosajón, y que ahora ha querido introducirse también en el nuevo diseño de Babelia. Y se pregunta: ."¿Es un pecado introducir un recurso gráfico como éste en un diario español cuando ya lleva usándose desde hace muchos años en la prensa internacional?".

En cuanto al criterio visado para poner unas veces mayúsculas y otras no, se subraya que "no existen criterios", al tratarse precisamente de "elementos de diseño". Y advierten que esas licencias hay que tomarlas como si se tratara de un "dibujo gráfico" más que de letras de un texto. De hecho, dicho recurso suele emplearse también en la publicidad.

"En cualquier caso", concluye Harguindey, "no deja de ser estimulante el que los lectores presten tanta atención al suplemento cultural. Es una prueba de que lo siguen con un interés rayano en lo minucioso".

Estamos, pues, ante una licencia gráfica, que sin duda a algunos lectores puede no gustarles, pero no ante "errores ortográficos" como habían sospechado otros.

Prácticos de puerto

La Federación de Prácticos de Puertos de España han recurrido al Defensor del Lector para quejarse de que en un reportaje de Xosé Hermida publicado el pasado 14 de enero en el suplemento Domingo "se difundían algunas informaciones totalmente erróneas". Y añade la carta: "A nuestra preocupación se suma el desconcierto de comprobar que los errores se, han producido en cuestiones cuya veracidad se hubiera podido contrastar con una simple llamada telefónica para verificar la exactitud de los datos, como es práctica habitual en su periódico". Y opinan que dichas afirmaciones erróneas han dañado la imagen de sus trabajadores.Las informaciones erróneas serían dos: que por "meter en un puerto un petrolero como el Mar Egeo [los prácticos] pueden cobrar hasta un millón de pesetas a repartir entre los cuatro prácticos que hay en La Coruña"; y que "los prácticos trabajan autónomamente y fijan sus propias tarifas a los buques".

La asociación de prácticos ha enviado al Defensor del Lector la documentación que confirmaría, en efecto, que la información de este diario al respecto había sido equivocada.

Por ello hemos pedido al autor del reportaje, Xosé Hermida, que responda al dichas quejas y si es cierto que no chequeó la información con los prácticos, Y ésta ha sido su respuesta: "La información aludida se centraba en la situación personal del práctico del puerto de La Coruña Rodolfo García Otero, único acusado compareciente en el juicio por el embarrancamiento del Mar Egeo, y creo modestamente que su caso era tratado con sensibilidad y respeto. Para obtener su versión solicité una entrevista con él a través de su abogado, que éste rechazó, ya que había aconsejado a García Otero que no hablase con los medios de comunicación hasta el término del proceso judicial".

"De forma muy general, traté de ofrecer unas breves pinceladas sobre la profesión de práctico, desconocida para la gente poco familiarizada con los asuntos del mar. Evidentemente, aunque se tratase de un aspecto muy secundario de la información -apenas ocupaba cuatro líneas en un reportaje de una página-, esa circunstancia no me exoneraba de haber tenido que consultar con los propios interesados, ni justifica el haber recurrido a fuentes que me indujeron a error. En ese aspecto, no puedo más que pedir disculpas y reconocer que he ofrecido datos incorrectos. Efectivamente, introducir un buque del tamaño del Mar Egeo en La Coruña cuesta 287.220 pesetas, y no un millón como yo informé erróneamente".

"También es cierto que no son los prácticos los que fijan las tarifas, sino los responsables administrativos de cada puerto, de acuerdo con unos máximos y mínimos estipulados por la: ley". Y añade: "En cualquier caso, los prácticos son consultados por la autoridad portuaria. En La Coruña, por ejemplo, este organismo ha rechazado recientemente una propuesta de aquéllos que pretendía incrementos de tarifas que un algunos casos llegaban hasta el 400%, según me informa un portavoz oficial. La calificación de 'autónomos', que tanto parece haber molestado a este colectivo profesional, probablemente no sea afortunada, pero con ella pretendía resumir su particular situación laboral: en cada puerto constituyen una corporación, que cobra directamente a los buques y que ellos mismos gestionan".

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