Vendedores silenciosos

Una escuela de gestión comercial recopila en vitrinas 2.000 envases antiguos

El cuerpo de Mae West inspiró las curvas de la primera botella diseñada por Coca-Cola en 1917, la misma que luego dio la vuelta al mundo. Los pliegues del vidrio adoptaron la forma del plisado de las faldas de aquella época. Tal historia y otras 2.000 curiosidades similares se pueden conocer en el desconocido Museo del Envase, abierto hace dos años por la Escuela Superior de Gestión Comercial y Marketing (ESIC) ensu sede de Pozuelo de Alarcón.La joya del museo, según cuenta su responsable, Ángel Luis Cervera, es un diminuto tetrabrik, donado por el Instituto Español de Envase y Embalaje...

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El cuerpo de Mae West inspiró las curvas de la primera botella diseñada por Coca-Cola en 1917, la misma que luego dio la vuelta al mundo. Los pliegues del vidrio adoptaron la forma del plisado de las faldas de aquella época. Tal historia y otras 2.000 curiosidades similares se pueden conocer en el desconocido Museo del Envase, abierto hace dos años por la Escuela Superior de Gestión Comercial y Marketing (ESIC) ensu sede de Pozuelo de Alarcón.La joya del museo, según cuenta su responsable, Ángel Luis Cervera, es un diminuto tetrabrik, donado por el Instituto Español de Envase y Embalaje, que llegó a España en 1953: "Tiene un gran valor, porque este pequeño invento de cartón ha revolucionado el mundo del envase".

De Cervera partió la idea de rescatar del olvido la historia de todos estos recipientes. ¿La razón? "Ocho de cada diez productos que fracasan lo hacen por sus envases. Se les conoce conoce como vendedores silenciosos. Al margen ole las campañas publicitarias, son los que atrapan a. los consumidores", explica Cervera.

Entre botes y vidrios se enconde la pieza con la que fracasó Coca-Cola en Estados Unidos: una réplica de la botella de plástico de dos litros, pero en formato pequeño., La etiqueta, siempre roja, introducía una banda color amarillo. "A los americanos les pareció excesivo y lo rechazaron", sigue contando el director.

El envase más antiguo, donado por una familia de Bilbao, data de la mitad del siglo pasado: una botella de vidrio de cuello ancho que encerraba ungüento de árnica. En la misma vitrina, dedicada a los productos de botica, se exhibe una pequeña caja de cerámica en la que se vendía hace 100 años la pasta de dientes, con sabor a nuez. A su lado, un envase de aceite de ricino de 1925 con una etiqueta que advierte: sin sabor.

Las estanterías vecinas encierran los recuerdos más dulces. En ellas reposa el primer recipiente denominado combi, diseñado en 1954 y puesto de moda recientemente, con dos cuerpos separados para el yogur y para los cereales. También hay roñosas latas de dulce de membrillo y de bizcochos, la amplia colección de cajas metálicas y de cartón de Cola-Cao y hasta un chirimbolo dispensador de chocolatinas, inspirado en las columnas, publicitarias parisienses de principios de siglo.

En un rincón se apiñan los osados diseños de los alumnos del centro, que han modificado algunos de los envases que circulan en el mercado: Cola-Cao en terrones, la bolsa de patatas fritas con servilleta de papel incluida, bote de leche condensada con dosificador o agua oxigenada con pulverizador.Museo del Envase. ESIC, avenida de Valdenigrales, s/n. Pozuelo de Alarcón. De 9.00 a 22.00. Gratis.

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