Cartas al director

Dolor doble

Me considero un lector asiduo de su diario casi desde que tengo uso de razón y, por esa causa, les tengo un especial afecto. Por ello, me resulta doblemente doloroso comprobar que, desde hace varios años, el tratamiento que recibe mi ciudad, Madrid, en su periódico (paradójicamente, madrileño) raya en lo denigrante, cuando no en el menosprecio más descarado.Y este tratamiento, siempre a favor de la otra gran ciudad española (Barcelona), perjudica mis intereses y los de todos mis conciudadanos, en la medida en que (aparte afectos y sentimientos) mis inversiones personales se concentran aquí, y ...

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Me considero un lector asiduo de su diario casi desde que tengo uso de razón y, por esa causa, les tengo un especial afecto. Por ello, me resulta doblemente doloroso comprobar que, desde hace varios años, el tratamiento que recibe mi ciudad, Madrid, en su periódico (paradójicamente, madrileño) raya en lo denigrante, cuando no en el menosprecio más descarado.Y este tratamiento, siempre a favor de la otra gran ciudad española (Barcelona), perjudica mis intereses y los de todos mis conciudadanos, en la medida en que (aparte afectos y sentimientos) mis inversiones personales se concentran aquí, y un tratamiento informativo continuado de esas características supone un perjuicio a largo plazo que resulta difícilmente reparable.

El trato al que hago referencia culminó hace escasas fechas, cuando ustedes tuvieron el detalle de elegir a Barcelona como la principal representante (y única, a juzgar por el contenido de los artículos) de las grandes urbes españolas, en un suplemento que leyeron, sin duda, millones de nuestros vecinos europeos y a los que se les transmitió una imagen totalmente falseada de la realidad urbana de nuestro país.

Pero parece que ello no les bastó, por lo que decidieron entrevistar días después a Oriol Bohigas (presunto arquitecto prestigioso), que se pasó casi toda la entrevista despotricando contra Madrid, dando muestras de una extensa y profunda ignorancia artística con sus opiniones sobre El Escorial y sobre el antiguo hospital de San Carlos (hoy denominado Centro de Arte Reina Sofía), amén de un resentimiento nacionalista totalmente trasnochado y repleto de sinrazones.

A todo lo anterior cabe añadir, por si no pareciera bastante, que las páginas de información local del periódico se parecen cada vez más a El Caso, debido a la carga de negativismo que transmite, invitando más al suicidio que a la lectura placentera e incentivadora de la curiosidad humana.

Todo lo anterior puede tener un coste económico real para la economía de Madrid que espero les invite a realizar una serena reflexión.

Por ello, ruego a ustedes tengan a bien modificar, siquiera mínimamente, la línea informativa que siguen respecto a Madrid, la cual, dicho sea de paso, casi nunca se ha metido con nadie, y en los momentos cruciales de la historia de España ha sabido dar la cara desinteresadamente, mientras otras ciudades escondían la cabeza debajo del ala.-

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