Víctor Chernomirdin reitera que no se presentará a las presidenciales rusas

El primer ministro ruso, Víctor Chernomirdin, reiteró ayer con rotundidad que no se presentará a las elecciones presidenciales en Rusia y desmintió los rumores sobre el enfriamiento de su relación con Borís Yeltsin. Estas declaraciones, que el jefe del Gobierno realizó a la agencia Itar-Tass un día después de entrevistarse con Yeltsin, son un importante indicio de que el dirigente ruso, de 64 años, no piensa abandonar el timón del Estado por el momento y podría presentarse de nuevo a las presidenciales de 1.996.

Dos años después del tiroteo del Parlamento de Rusia, un aniversario qu...

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El primer ministro ruso, Víctor Chernomirdin, reiteró ayer con rotundidad que no se presentará a las elecciones presidenciales en Rusia y desmintió los rumores sobre el enfriamiento de su relación con Borís Yeltsin. Estas declaraciones, que el jefe del Gobierno realizó a la agencia Itar-Tass un día después de entrevistarse con Yeltsin, son un importante indicio de que el dirigente ruso, de 64 años, no piensa abandonar el timón del Estado por el momento y podría presentarse de nuevo a las presidenciales de 1.996.

Dos años después del tiroteo del Parlamento de Rusia, un aniversario que la oposición contra Yeltsin celebró ayer y anteayer con diversos mítines, el fantasma de octubre de 1993 es un factor crucial para el futuro de Rusia y una de las razones que explican que Yeltsin se aferre a la presidencia.El ex vicepresidente Alexandr Rutskói y el jefe del Sóviet Supremo, Ruslán Jasibulátov, que resistieron en la Casa Blanca (hoy sede del Gobierno) el asedio de los contingentes militares leales a Yeltsin, abandonaron la prisión en febrero de 1994 en virtud de una amnistía política. La amnistía, otorgada por el Parlamento, congeló el esclarecimiento de las responsabilidades penales por las víctimas que se produjeron en aquellos sucesos, muchas de ellas ciudadanos curiosos y poco conscientes del peligro que corrían en el escenario de la pugna final entre los (los bandos del primer equipo diligente de la Rusia poscomunista. Entre 150 personas (según las estimaciones ofíciales) y 2.000 (según los cálculos de la oposición) murieron el 3 y el 4 de octubre de 1993.

Si los adversarios de Yeltsin llegan al poder en las presidenciales es muy posible que el actual presidente tenga que responder por aquellos sucesos, y, ésta es una de las razones por las que el líder ruso, que ordenó el cañoneo de la sede parlamentaria, puede ser reticente a entregar el poder a un sucesor que no le garantice la inmunídad penal.

Investigación archivada

Yeltsin es sumamente sensible a la mención de los sucesos de octubre, que fueron acuñados oficialmente como una tragedia y que fueron motivo de un minuto de silencio en las cámaras del Parlamento esta semana. A principios de septiembre, la Fiscalía de Rusia ordenó archivar una investigación sobre aquel asunto. Al anunciar el sobreseimiento de la causa que aún pendía sobre Rutskói y Jasbulátov, uno de los investigadores, Leonid Proshin, manifestó que "ambas partes del conflicto" fueron culpables.Hoy, muchos de los personajes que resistieron en el Parlamento, comenzando por los comunistas y los representantes del Partido Agrario, gozan de excelentes perspectivas electorales. Rutskói hace campaña electoral al frente del grupo Derzhava sin haber recompuesto sus relaciones con Yeltsin. Jasbulátov está en misión pacificadora en Chechenia con el beneplácito de Yeltsin.

A juzgar por las encuestas, el verdadero peligro para Yeltsin en las presidenciales "viene del general Alexandr Lébed, que ha sido sumamente cauteloso en su valoración de los sucesos de octubre y ha desmentido a Rutskói, quien había dicho que Lébed le había prometido ayuda militar como responsable del 14º Ejército en Moldavia. Lébed ha dicho que Rutskói ha dejado de existir para él como oficial y le ha criticado por no haber resistido hasta la muerte en la Casa Blanca, permitiendo que otros murieran por él.

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