La UE boicotea los festejos israelíes de la conquista hace 3.000 años de Jerusalén

Jerusalén empezó anoche a festejar el tercer milenio de su conquista por el rey David y proclamación como capital de los judíos. Los 16 meses de fastos y de "aventura cultural, turística y económica", nacen envueltos en polémica, al ser imposible separarlos del debate sobre el estatuto de la ciudad. La Unión Europea (UE) ha boicoteado los actos, contra los que también se ha pronunciado la Organización para la Liberación de Palestina (OLP).Un gigantesco espectáculo de luz y sonido, montado por el español Alberto Navarro, fue la señal de partida de Jerusalén 3000. Mañana, Daniel Barenboim...

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Jerusalén empezó anoche a festejar el tercer milenio de su conquista por el rey David y proclamación como capital de los judíos. Los 16 meses de fastos y de "aventura cultural, turística y económica", nacen envueltos en polémica, al ser imposible separarlos del debate sobre el estatuto de la ciudad. La Unión Europea (UE) ha boicoteado los actos, contra los que también se ha pronunciado la Organización para la Liberación de Palestina (OLP).Un gigantesco espectáculo de luz y sonido, montado por el español Alberto Navarro, fue la señal de partida de Jerusalén 3000. Mañana, Daniel Barenboim, al frente de la ópera de Berlín, dirigirá Fidelio, de Beethoven, e inaugurará así un amplio programa de conciertos y exposiciones.

Pero en esta ciudad donde el tiempo no existe ha sido imposible separar pasado, presente y futuro. Celebrar el aniversario de la declaración de Jerusalén como capital de Israel por el rey David tras conquistar a sangre y fuego lo que era la Ciudad de Jesús y trasladar la memoria de aquellos hechos a nuestros días ha resultado particularmente ambiguo para una comunidad internacional que no reconoce la soberanía israelí sobre la ciudad, cuya zona Este fue anexionada en 1967. Más aún, cuando, en mayo del próximo año, Israel y la OLP deben empezar a negociar su definitivo estatuto.

Una coincidencia poco afortunada. La idea inicial fue del ex alcalde de la ciudad Teddy Kollek, para celebrar sus 30 años al frente del ayuntamiento. Pero Kollek no contó con dos sorpresas: la firma en septiembre de 1993 de los Acuerdos de Oslo con la OLP, que ponían más de relieve el estatuto ambiguo de la ciudad, y sobre todo su derrota en las elecciones de 1993 frente al candidato conservador del Likud, Ehud Olmert. Éste, pese a reafirmar el carácter cultural, insistió más en la vertiente política de una Jerusalén "capital unida y eterna del Estado de Israel", como especifica en su Carta de introducción a las festividades.

Un folleto que ha motivado una protesta oficial de los embajadores de la UE ante el Ministerio de Exteriores israelí. Para muchos de los 170.000 palestinos de Jerusalén, un tercio de los habitantes de la ciudad, "estas celebraciones constituyen la celebración de la ocupación de Jerusalén", según Faisal al-Husseini, alto responsable de la OLP en la ciudad.

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