Un centenar de rumanos convierten un viejo matadero de Rivas en su refugio

El último núcleo de infravivienda de la región ha eclosionado en Rivas-Vaciamadrid (20.000 habitantes). El antiguo y ruinoso matadero de pollos de esta localidadsirve de refugio, desde hace un mes, a un centenar de inmigrantes rumanos. Casi la mitad son niños. La Guardia Civil de Arganda del Rey, donde estas familias acamparon en julio, asegura que cruzaron la frontera de forma clandestina escondidos entre la carga de camiones italianos y turcos que realizan rutas internacionales. Han solicitado asilo político, pero no se les ha admitido a trámite la petición.

Estas familias procedente...

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El último núcleo de infravivienda de la región ha eclosionado en Rivas-Vaciamadrid (20.000 habitantes). El antiguo y ruinoso matadero de pollos de esta localidadsirve de refugio, desde hace un mes, a un centenar de inmigrantes rumanos. Casi la mitad son niños. La Guardia Civil de Arganda del Rey, donde estas familias acamparon en julio, asegura que cruzaron la frontera de forma clandestina escondidos entre la carga de camiones italianos y turcos que realizan rutas internacionales. Han solicitado asilo político, pero no se les ha admitido a trámite la petición.

Estas familias procedentes de Craiova, al suroeste de Rumania, duermen en colchones en medio de un pinar o en las ruinas de las antiguas viviendas de los empleados del matadero Comercampo en La Laguna.Cocinan en hogueras y a unos metros de su campamento, en el que hay numerosos chiquillos sucios y mal vestidos, se encuentra la ruinosa y destartalada nave de la carne que aún mantiene su pestilente olor. Sin embargo, en medio de este ambiente de miseria, suciedad y pésimas condiciones sanitarias, hay rasgos que contradicen la imagen de indigencia: vehículos de buena cilindrada y consumo de numerosas chucherías y refrescos.

Estos inmigrantes explican, en una mezcla de italiano, francés, rumano y español que llegaron a España hace menos de mes y medio. "Dejamos Rumania porque somos gitanos y allí hay mucho racismo hacia nosotros", aseguran.

Soniard Chicin, de 24 años, llegó con su mujer Iona y sus hijos de cinco y cuatro años. "En mi país era mecánico, aquí vendo cartón o canto con el acordeón, pero no quiero volver", afirma. Todos relatan historias similares, aunque algunos sí desean el retorno.

"Cada día viene la policía a decimos que nos marchemos ¿y a dónde nos vamos?", se quejan. "No queremos nada, sólo estar en España donde ya buscaremos trabajo y que nos dejen un campo para instalarnos", apostillan.

Las mujeres, ataviadas muchas de ellas como zíngaras, con faldas de colores y pañolones a la cabeza, acarrean bidones de agua para lavar la ropa en palanganas. Los hombres están constantemente entrando y saliendo con sus coches del campamento. Los niños corren y juegan entre los colchones, la hierba y los desperdicios.

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Asilo denegado

Nada más llegar a Madrid formularon una petición de asilo, pero a la mayoría ni siquiera se le han admitido a trámite porque se han considerado infundadas y carentes de datos las razones de ersecución que alegaban. Al menos once familias han presentado un recurso con tencioso-administrativo contra esta denegación. Con este trámite consiguen interponer una traba legal a la posible expulsión del país. Pero, por otra parte, apenas tienen posibilidades de obtener la residencia legal en España.

El Ayuntamiento de Rivas, de IU, conoció el nuevo asentamiento hace quince días, cuando un vigilante de Medio Ambiente pasó por el antiguo matadero. Después visitó el lugar un técnico de salud y, casi a diario, los agentes locales y la Guardia Civil.

Julia González, alcaldesa en funciones y concejala de Sanidad, explica que han comunicado el problema a la Delegación del Gobierno que, por su parte, ha pedido informes a la Guardia Civil sobre el tema. "No podemos permitir un asentamiento así, en esas condiciones sanitarias", asegura González.

"Les dijimos que tenían que irse y accedieron, de hecho se marcharon la mayoría salvo una familia con una mujer hospitalizada, pero han regresado, no sabemos por qué", añade. González reconoce que ningún trabajador social del municipio ha visitado el enclave pese a la fuerte presencia infantil.

"Éste es un tema de la Delegación del Gobierno y podemos incurrir en una ilegalidad si desde los servicios locales nos hacemos cargo", concluye. González asegura que estas familias fueron expulsadas de Arganda. Sin embargo, la Guardia Civil y la policía local del municipio lo niegan. Alegan que se desplazaron a Rivas por tener el río cerca y porque son nómadas.

2.400 kilómetros de viaje inhumano

La Guardia Civil de Arganda del Rey (28.466 habitantes) cree que estos inmigrantes rumanos destinan gran parte de sus ahorros a pagar a los camioneros italianos y turcos que les traen desde Rumania en sus remolques, escondidos niños y adultos entre la mercancía. Otras veces llegan en camiones cuya carga no puede ser desprecintada. Son unos 2.400 kilómetros de viaje inhumano entre Bucarest y Madrid. Según esta versión del instituto armado, mediante consignas, quedan todos en un lugar concreto, que puede ser Arganda del Rey o cualquier otro punto cercano a la ciudad de Madrid. El siguiente paso es acudir a solicitar el asilo a la oficina de la calle de Pradillol, del Ministerio del Interior. "Ya aquí compran los coches que luego utilizan -algunos con matrículas francesas-, aunque aún no sabemos como obtienen el dinero; sí se les ha visto pidiendo y se ha dado un robo", añaden los responsables del acuartelamiento de Arganda. "Hace tres años una veintena de polacos llegó de manera similar, fueron tres familias completas con ancianos incluidos, pero desde entonces no había sucedido nada parecido", concluyen. Los inmigrantes no explican cómo arribaron a España. Sólo insisten en que vinieron hace un mes y en que quieren quedarse aquí. En Arganda hay un colectivo de rumanos ya asentado en la localidad, donde trabajan y viven. Estas familias, ahora acampadas en Rivas, siguen recorriendo los escasos kilómetros que les separan de su anterior enclave para comprar o para buscar agua.El antiguo matadero de pollos de Rivas-Vaciamadrid fue clausurado hace años y después lo adquirió su, propietario actual con idea de reutilizar las naves. Pero el plan general de 1993 calificó este suelo como no urbanizable y de especial protección por estar ubicado en pleno parque regional del sureste. Eso impide su uso industrial. El consistorio de Rivas inició en julio de 1994 un expediente de ruina sobre esta destartalada edificación de la que se desprenden techos y cubiertas. El dueño alegó en contra y todavía no se ha resuelto el expediente. No es la primera vez que personas sin techo se refugian en estos muros. Por ellos han pasado, sobre todo, familias gitanas españolas. Pero hasta ahora siempre permanecían sólo por unos días.

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