El ministro, el visón y la abstención

El final tuvo algún tinte surrealista. Andaba la diputada Pilar Rahola (ERC) y el pro pio ministro de Justicia, Juan Alberto Belloch, yendo de acapara allá, inquietos porque el Grupo Popular había impedido que se votase una en mienda acordada por el resto de los grupos sobre el delito de rebelión, cuando se encaramó a la tribuna el diputado popular por Teruel Leocadio Bueso, y defendió con inusitada pasión una en mienda para penalizar con mayor severidad los malos tratos hacia los animales.El entusiasmo llegó a tanto que puso como ejemplo la posibilidad de que los visones pudieran ser "vejados...

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El final tuvo algún tinte surrealista. Andaba la diputada Pilar Rahola (ERC) y el pro pio ministro de Justicia, Juan Alberto Belloch, yendo de acapara allá, inquietos porque el Grupo Popular había impedido que se votase una en mienda acordada por el resto de los grupos sobre el delito de rebelión, cuando se encaramó a la tribuna el diputado popular por Teruel Leocadio Bueso, y defendió con inusitada pasión una en mienda para penalizar con mayor severidad los malos tratos hacia los animales.El entusiasmo llegó a tanto que puso como ejemplo la posibilidad de que los visones pudieran ser "vejados". No explicó cómo puede vejarse a un visón. Sólo con intentarlo hubiera logrado un hito. No se contentó con ello y trató de enternecer a la Cámara, que semivacía no escuchaba, hablando de "perros desconcertados" que ahora mismo vagan por las carreteras abandonados por sus dueños tras iniciarse las vacaciones de verano y pidió que muchos humanos tuviesen "un ápice de la lealtad y el coraje de esos chuchos".

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Total, que con tanto visón y tanto veto a las transacciones, Belloch se quedó sin discurso. Lo que mal empieza mal acaba. El día que se abrió el debate del Código Penal en el pleno del Congreso se marchó casi dando un portazo porque le dejaron un tiempo mínimo para presentar el proyecto. Ayer traía preparado, dijeron diputados socialistas, un "discurso solemne como de media hora" para cerrar el debate. Tuvo que permanecer en su escaño y en silencio porque el tiempo se echó encima. Quizá como consuelo, vacante la vicepresidencia y ausente el ministro de Asuntos Exteriores tuvo posibilidad de sentarse junto a Felipe González y acompañarle en el escaño del banco azul.

Nada más concluir la votación de totalidad, la Cámara entera rompió en un aplauso que rebotó en el silencio de los escaños del Grupo Popular.

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