Integristas egipcios reivindican el atentado contra Mubarak

La organización extremista egipcia Yamaá al Islamiya (Agrupación Islámica) se atribuyó ayer la responsabilidad del atentado contra el presidente Hosni Mubarak en Addis Abeba hace ocho días. La declaración puede asestar un devastador golpe a los esfuerzos de El Cairo por implicar al régimen islamista de Sudán, y dar la razón a la versión oficial etíope de que Mubarak fue objetivo de una conjura netamente egipcia, no de un compló foráneo. El Gobierno etíope reiteró ayer que sus investigaciones habían determinado que eran egipcios los responsables del atentado y pidió a El Cairo que diera marcha ...

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La organización extremista egipcia Yamaá al Islamiya (Agrupación Islámica) se atribuyó ayer la responsabilidad del atentado contra el presidente Hosni Mubarak en Addis Abeba hace ocho días. La declaración puede asestar un devastador golpe a los esfuerzos de El Cairo por implicar al régimen islamista de Sudán, y dar la razón a la versión oficial etíope de que Mubarak fue objetivo de una conjura netamente egipcia, no de un compló foráneo. El Gobierno etíope reiteró ayer que sus investigaciones habían determinado que eran egipcios los responsables del atentado y pidió a El Cairo que diera marcha atrás en su campaña de "fantásticas invenciones basadas en su propia imaginación"."La Yamaá al Islamiya anuncia . su responsabilidad en el atentado contra este dictador en Addis Abeba el 26 de junio, a fin de salvar al pueblo egipcio, que vive bajo la pobreza y la angustia", señala un comunicado enviado a una agencia internacional de noticias. La lucha, agregó, "continuará hasta lograr la liberación de todos los prisioneros musulmanes" la imposición de la sharia (ley islámica) en Egipto" y hasta que El Cairo "abandone su dependencia de Estados Unidos y el sionismo".

El comunicado, cuya autenticidad resulta imposible de verificar, fue divulgado en medio de indicios de que Mubarak, cuyas acusaciones contra Sudán han provocado graves tensiones con sus vecinos sudaneses y han supuesto un insulto para las autoridades etíopes, está dando marcha atrás ante las inesperadas repercusiones de la crisis.

Mubárak no ha aportado ni una sola prueba sobre la supuesta complicidad sudanesa. En sus arengas de la última semana ha utilizado el atentado como un método emocional para distraer la atención pública de los colosales retos económicos y sociales que afronta Egipto. Varios comentaristas árabes dicen que esto estaba en perfecta consonancia con la campaña estadounidense para acentuar el aislamiento de Sudán.

Aunque Mubarak implicó al Gobierno de Jartum -identificando al cabecilla del ataque en Addis Abeba, según el presidente, de nacionalidad sudanesa- su Gobierno ha comenzado a admitir que el caso permanece en el más absoluto misterio. En declaraciones *publicadas ayer por el diario Al-Ahram, el ministro de Información, Safuat Sherif, dijo: "Existen grandes interrogantes, no sólo acerca de las sucias manos que cometieron el ataque. ¿Quién lo planeó? ¿Quién lo financió? ¿Quién los entrenó? ¿Quién está detrás de estos elementos, sean egipcios o no?". Contrariamente a la teoría que impulsa El Cairo, la televisión etíope dijo ayer que los cinco conspiradores (dos de los cuales perecieron en el ataque y los otros tres en un tiroteo con policías etíopes el fin de semana) eran egipcios. Sudán ha negado reiteradamente toda complicidad con el atentado contra Mubarak.

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