Por el Sena hacia Guyana

En el recinto exterior de la nueva planta de ensamblaje de Aerospatiale, en Les Mureaux, cerca de París, está preparado el recipiente que alojará el propulsor principal del Ariane 5 para su transporte hasta la base de lanzamiento en Kourou (Guyana). En posición horizontal, y fuera del edificio, el cilindro central del cohete no parece tan gigantesco como dentro del silo de montaje, donde cuelga de grandes grúas en posición vertical para colocarle el motor Vulcain en el extremo inferior.Dentro de pocas semanas, esa etapa principal, en configuración completa de vuelo, pero sin combustible...

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En el recinto exterior de la nueva planta de ensamblaje de Aerospatiale, en Les Mureaux, cerca de París, está preparado el recipiente que alojará el propulsor principal del Ariane 5 para su transporte hasta la base de lanzamiento en Kourou (Guyana). En posición horizontal, y fuera del edificio, el cilindro central del cohete no parece tan gigantesco como dentro del silo de montaje, donde cuelga de grandes grúas en posición vertical para colocarle el motor Vulcain en el extremo inferior.Dentro de pocas semanas, esa etapa principal, en configuración completa de vuelo, pero sin combustible dentro, se colocará en una barcaza que lo llevará por el río Sena hasta el puerto de Le Havre. Allí se cargará en un barco y cruzará el Atlántico hasta Kourou, donde se le acoplarán a los lados los dos propulsores de combustible sólido y encima la tercera etapa y la cápsula con los satélites a poner en órbita.

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En el taller de Aeroespatiale-Cryospace se sueldan unas gigantescas tejas de una aleación de aluminio (sólo 4,4 milímetros de grosor) para formar el cilindro de 24 metros de altura y 5,4 metros de diámetro. "No lo toquen, por favor, la aleación es muy sensible a la corrosión", advierten los ingenieros. Luego se recubre con la fina capa de protección térmica y, ya en Kourou, en la plataforma de lanzamiento, se llenará de combustible horas antes del despegue.

La etapa principal del primer Ariane 5 está ya montada y preparada para hacer la conexión del motor. Mientras tanto, la del segundo vuelo empieza a tomar forma. De cerca son enormes cilindros blanquecinos que no recibirán una capa de pintura: "Añadiría 200 kilos de peso, 200 kilos que se aprovechan en cosas imprescindibles", dice Guy Laslandes, director de Ariane 5.

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