Un futbolista desesperantemente tenaz

Lo habían contado con insistencia sus goles (28) y lo apostillan ahora la mayoría de los entrenadores: Iván Zamorano ha sido el mejor futbolista extranjero de esta Liga. Precisamente de esta Liga, la 94-95, que tan mal comenzó para el chileno: Valdano dudó de sus condiciones, le recomendó un traspaso y hasta le amenazó en convertirle en el quinto extranjero del equipo si no se iba.Zamorano, tras invertir la opinión del técnico, fue pagando la afrenta contra cuanto rival le salió al paso: dos goles al Sevilla, tres al Logroñés, tres al Athletic, dos al Racing, dos al Zaragoza, cuatro al Atlétic...

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Lo habían contado con insistencia sus goles (28) y lo apostillan ahora la mayoría de los entrenadores: Iván Zamorano ha sido el mejor futbolista extranjero de esta Liga. Precisamente de esta Liga, la 94-95, que tan mal comenzó para el chileno: Valdano dudó de sus condiciones, le recomendó un traspaso y hasta le amenazó en convertirle en el quinto extranjero del equipo si no se iba.Zamorano, tras invertir la opinión del técnico, fue pagando la afrenta contra cuanto rival le salió al paso: dos goles al Sevilla, tres al Logroñés, tres al Athletic, dos al Racing, dos al Zaragoza, cuatro al Atlético, tres al Valencia, dos al Tenerife, dos al Valladolid, tres al Barcelona, uno al Espanyol y, finalmente, uno al Deportivo, el tanto del título.

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Se trata de esa especie de delanteros que no paran nunca de correr, incapaces de conceder a sus marcadores un solo instante de relajación. "No te deja tranquilo ni cuando tú tienes la pelota", comenta resignado Fernando Giner, del Valencia. "Es desesperadamente tenaz", dice.

Para Giner, "cualquier balón que le llega suelto a Zamorano lleva un 90% de gol dentro". Por eso, contra Iván siempre se autoimpone una máxima: "Estar muy encima de él, a un metro de distancia como mucho". Lo que peor lleva Giner es que Iván juega con las cartas boca arriba: "No engaña. Todos le conocemos. Es fácil saber lo que va a hacer, pero no cuándo. Ése es el problema. Tiene una habilidad tremenda para saber arrancar. Y si te saca terreno por delante, aunque sea un milímetro, ya no lo pierde. Hay que reaccionar a la vez que él".

Entre los duelos más difíciles de esta temporada, Zamorano cita el que sostuvo con Ureña. El chileno se fue de vacío de aquella reunión. "No podía perderle de vista", recuerda el defensa del Betis, "ni cuando mi equipo tenía el balón. Antes de que el Madrid lo recuperara, él ya había iniciado el desmarque y me había ganado la espalda. Me lo avisó Jaro: ¡Ojo con Iván!'. Me propuse no apartar la mirada de él. Si te coge un metro y salta cómodo, ya no hay nada que hacer".

Ureña confiesa que actuar por las bravas tampoco sirve de mucho con Iván: "No es de los que se arruguen por una entrada. Es tan guerrillero como el defensa más agresivo. Incluso se motiva más con ese tipo de defensas. Hay delanteros a los que les puedes intimidar siendo un poco agresivo, con dos entradas al principio, pero no con éste. Encaja muy bien las faltas y nunca se viene abajo".Zamorano mide su propia inspiración en goles. Como los técnicos, que encontraron 28 poderosas razones para elegirlo el mejor extranjero de la Liga.

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