Cartas al director

La guerra en Bosnia

Deseo expresar mi más sentida gratitud a las siguientes personalidades: gracias, Radovan Karadzic. Gracias, Slobodan Milosevic. Gracias, Franjo Tudjman. Gracias, Alija Izetbegovic. Gracias, Vojislav Sese1j. Gracias, Ratko Mladic. Gracias, Mate Boban. Gracias, Fikret Abdic. Gracias, Buthros-Ghali. Gracias, Yasushi Akashi. Gracias, lord Owen. Gracias, Cyrus Vance. Gracias, Thorvald Stoltenberg. Gracias, Bill Clinton. Gracias, Helmut Kohl. Gracias, Alain Juppé. Gracias, John Major. Gracias, Borís Yeltsin. Gracias, Andréi Kozyrev. Gracias, VIadímir Zhirinovski. Gracias...Gracias a todos los que ha...

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Deseo expresar mi más sentida gratitud a las siguientes personalidades: gracias, Radovan Karadzic. Gracias, Slobodan Milosevic. Gracias, Franjo Tudjman. Gracias, Alija Izetbegovic. Gracias, Vojislav Sese1j. Gracias, Ratko Mladic. Gracias, Mate Boban. Gracias, Fikret Abdic. Gracias, Buthros-Ghali. Gracias, Yasushi Akashi. Gracias, lord Owen. Gracias, Cyrus Vance. Gracias, Thorvald Stoltenberg. Gracias, Bill Clinton. Gracias, Helmut Kohl. Gracias, Alain Juppé. Gracias, John Major. Gracias, Borís Yeltsin. Gracias, Andréi Kozyrev. Gracias, VIadímir Zhirinovski. Gracias...Gracias a todos los que han ayudado a Azra, a Irma, a Narmin, y a tantos otros niños bosnios a descubrir el trascendente en plena niñez. Gracias a estos hombres de Estado que, canalizando iras desenterradas, han hecho madurar de forma tan amarga a una juventud que desconocía el odio al vecino que difería en sus creencias. Gracias a los estrategas que han dividido las familias sin darles esperanza alguna a reunirse y volver a gozar de un hogar acogedor.

Gracias a todos ellos, y a muchos otros, hemos descubierto que Europa no es la panacea de los derechos humanos, y que las sombras de la intolerancia son algo más que tribus urbanas. Gracias por haber dejado claro que aún son muchos los fantasmas que ensombrecen el futuro de Europa.

Mi gratitud la hago extensible a todos los responsables de tanto calvario mundial, en el que la disputa por el poder de unos pocos sedientes destruye el trabajo y el esfuerzo de tantos inocentes. La pregunta es: ¿tienen derecho al perdón y al olvido los que aprietan el gatillo desde arriba? La respuesta, entre otros, la tienen las Madres de Mayo, que claman por la desaparición de los hijos que criaron. O las Mujeres de Negro, que tanto en Belgrado como en Zagreb recuerdan que educaron a sus hijos para vivir en paz, y no en la guerra. Espero que los medios de comunicación no acallen sus voces.-

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