Salvar el Cerro del Aire

El planeta WeIbi está habitado por la polémica. Cada uno de cráteres alberga el enojo de los vecinos colindantes al parque Cerro del Aire donde este proyecto privado se extiende sobre terreno público. La concesión de una superficie de 8.000 metros cuadrados por parte del Ayuntamiento de Majadahonda (37.000 habitantes) para construir, en la única zona verde del casco urbano, a cargo de la empresa Tempest SA, el primer parque de atracciones de la zona noroeste de Madrid ha irritado a muchos ciudadanos de la localidad. Aunque la zona construida es aproximadamente una sexta parte del parque, se tr...

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El planeta WeIbi está habitado por la polémica. Cada uno de cráteres alberga el enojo de los vecinos colindantes al parque Cerro del Aire donde este proyecto privado se extiende sobre terreno público. La concesión de una superficie de 8.000 metros cuadrados por parte del Ayuntamiento de Majadahonda (37.000 habitantes) para construir, en la única zona verde del casco urbano, a cargo de la empresa Tempest SA, el primer parque de atracciones de la zona noroeste de Madrid ha irritado a muchos ciudadanos de la localidad. Aunque la zona construida es aproximadamente una sexta parte del parque, se trata de la más frecuentada.La asociación local de comerciantes, la de consumidores, ocho asociaciones de vecinos de las urbanizaciones colindantes y los partidos de la oposición, PSOE e IU, se han unido en lo que han denominado como la plataforma para recuperar el Cerro del Aire que ha organizado ya varias actividades en contra del funcionamiento del centro de atracciones.

El domingo día 7, un centenar de afectados se manifestó contra la obra a las puertas del parque, el jueves día 11 representantes de la plataforma aguantaron cinco horas de pleno municipal, hasta la una y media de la madrugada, para demandar una solución por parte del alcalde. Previamente, la plataforma entregó una carta de protesta en el Ayuntamiento con más de un millar de firmas en contra de la instalación.

La apertura al público, sin inauguración oficial de las atracciones el pasado fin de semana confirmó los temores de los vecinos sobre las repercusiones que el funcionamiento del parque tendría sobre la zona. La iluminación nocturna de un campo de minigolf "hace que la noche parezca el día en los dormitorios de mi casa", dice una vecina afectada. Margarita Muñoz, representante de la plataforma, asegura: "El día de la apertura, sábado, 13, un montón de coches invadieron las aceras y obstruyeron las calles que rodean el parque, un hombre casi se pega con un vecino por un sitio de aparcamiento". Muñoz continuó: "Nos han cambiado el olor de jaras y pinos por el de hamburguesas y pizzas".

El alcalde de Majadahonda, Ricardo Romero de Tejada, del PP, aseguró a la plataforma que instalará medidores de sonido para regular la contaminación acústica y construirá un aparcamiento para los empleados del centro.

Un particular presentó en julio del año pasado una primera propuesta para instalar un quiosco de bebidas en el Cerro del Aire, utilizando los 350 metros cuadrados de edificación aprobados en un pleno. Esta oferta fue rechazada por el Ayuntamiento y el concurso quedó desierto.

El 28 de noviembre de 1994 se volvió a convocar y ese mismo día, Tempest SA recibe el terreno. Esta sociedad se constituyó 10 días antes de la adjudicación con un 88% de capital (66 millones de pesetas), provenientes de su empresa matriz luxemburguesa WeIbi Internacional SA.

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Al ver que la superficie ocupada era mucho mayor que la reglamentada, el PSOE de Majadahonda denunció públicamente en abril al alcalde popular por prevaricación y malversación de caudales públicos. La primera acusación llegó porque Tempest SA recibió la concesión de 3.200 metros cuadrados (aprobada el 11 de abril en comisión de gobierno) cuando sólo se podían ceder 350 metros cuadrados, según el pleno de marzo de 1994.

La segunda acusación deriva del pago que Tempest SA efectúa por el alquiler del terreno público, 800 pesetas al año por metro cuadrado.

El grupo socialista considera esa cantidad muy inferior a la del precio local de mercado. La sociedad también debe pagar un canon anual por el cuidado del parque que asciende a tres millones de pesetas anuales.

Los vecinos creen que la solución está en dar una nueva ubicación al planeta Welbi, sin embargo los niños no atenderán a daños ecológicos ni medioambientales mientras se diviertan cabalgando en caballos de madera o paseando en tren.

Madrigueras cerradas

El funcionamiento de las atracciones ha generado un movimiento en el parque que contrasta rotundamente con la tranquilidad que hasta hace poco, reinaba en la zona verde. Los paseantes deberán acostumbrar los oídos a las máquinas de video-juegos, al rugir de los coches teledirigidos, a las canastas electrónicas de baloncesto y al griterío de abordajes en las barcas de choque, en lugar de disfrutar del sonido de la naturaleza.Pavos reales y ardillas sustituyen a animales como los conejos, cuyas madrigueras han sido enterradas en cemento o destapadas durante la obra. Un viejo eucaliptus se ha secado. Además de estas atracciones, hay un tren para niños, un minigolf, dos boleras, camas elásticas y un simulador de vuelo.

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