Cartas al director

Información incorrecta

Nos ha sorprendido el reportaje de Jaume Boix Técnicos catalanes y salmantinos debaten sin acuerdo sobre el archivo (EL PAIS, 5-5-1995, página 41). Existe un margen de error en toda reseña, pero lo que aquí encontramos es sólo una deformación del acto, orientada a mostrar la incoherencia de aquellos que defienden la supervivencia del Archivo de Salamanca. Para empezar, esta opción no te convierte automáticamente en "salmantino", aunque tal cosa venga bien a efectos de propaganda: ninguno de los abajo firmantes tiene nada que ver con esa ciudad. Es el prólogo de lo que vendrá luego. Segú...

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Nos ha sorprendido el reportaje de Jaume Boix Técnicos catalanes y salmantinos debaten sin acuerdo sobre el archivo (EL PAIS, 5-5-1995, página 41). Existe un margen de error en toda reseña, pero lo que aquí encontramos es sólo una deformación del acto, orientada a mostrar la incoherencia de aquellos que defienden la supervivencia del Archivo de Salamanca. Para empezar, esta opción no te convierte automáticamente en "salmantino", aunque tal cosa venga bien a efectos de propaganda: ninguno de los abajo firmantes tiene nada que ver con esa ciudad. Es el prólogo de lo que vendrá luego. Según la información, el profesor De Riquer "fue el más contundente" y "también el más claro". Sus oponentes se encerraron en la simple negación o acabaron aceptando" la postura catalanista. Por consiguiente, victoria no menos clara.Sólo que las cosas no sucedieron así. La propuesta de Riquer implicaba el desmantelamiento de los fondos existentes (devueltos a todas las organizaciones con archivo -Generalitat, Gobierno vasco, PSOE- mencionadas, PCE cuidadosamente olvidado, y además a los herederos de particulares) con la única compensación de llenar el hueco con otros fondos de Estado, aspectos que olvida el reportero. Algo así como el corrimiento de las fronteras de Polonia en 1945, sin cuidarse de lo que hay en Salamanca: claro que este archivo "es absurdo", según dictaminó Riquer. Segundo, de la argumentación central de Antonio González, ex director de la Sección Guerra Civil del A. H. N., asentada sobre la importancia y el carácter de los fondos de represión, su origen legal y la repercusión de una eventual desaparición sobre la memoria histórica, Boix se limita a entrecomillar una afirmación carente de sentido. Y terminemos con la aceptación de Antonio Elorza. Boix sólo recoge un aspecto estridente, eliminando el llamamiento a los historiadores y archiveros catalanes en nombre de una represión que fue el factor que dio forma y contenido al Archivo de Salamanca Y Elorza no "acabó aceptando nada, sino, al revés, aclarando

sus contradictores, archivero catalanes que juzgaron en el de bate imposible conjugar la devolución de papeles administrativos y "sentimentales" con e mantenimiento del archivo de represión, que esa solución era posible.

Puso un ejemplo sobre la bases del catálogo: una cosa es la correspondencia de o a Maciá Companys; otra, los documento de la columna Durruti o las fichas de un sindicato de la CNT

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Para los asistentes debió d quedar claro para el corresponsal de EL PAÍS fue más pertinente contar otra cosa

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