30 años de cárcel para un entrenador de fútbol sala por corrupción de menores

, Francisco Míguez Fernández, de 27 años, ha sido condenado a 30 años de cárcel como autor de seis delitos de corrupción de menores, cometidos con jóvenes que pertenecían a un equipo de fútbol sala del que era entrenador. La sentencia de la Audiencia Provincial de La Coruña condena también a Míguez a 60 años de inhabilitación para el cargo de entrenador y le obliga a indemnizar con dos millones de pesetas a cada uno de los seis menores de los que abusó sexualmente.El ahora condenado, que cuando se produjeron los hechos era cabo de intendencia y entrenador del equipo de fútbol sala de la Asoci...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

, Francisco Míguez Fernández, de 27 años, ha sido condenado a 30 años de cárcel como autor de seis delitos de corrupción de menores, cometidos con jóvenes que pertenecían a un equipo de fútbol sala del que era entrenador. La sentencia de la Audiencia Provincial de La Coruña condena también a Míguez a 60 años de inhabilitación para el cargo de entrenador y le obliga a indemnizar con dos millones de pesetas a cada uno de los seis menores de los que abusó sexualmente.El ahora condenado, que cuando se produjeron los hechos era cabo de intendencia y entrenador del equipo de fútbol sala de la Asociación de Vecinos de Atochas-Monte Alto, había sido denunciado por los padres de varios jugadores, de edades comprendidas entre los siete y 14 años, a los que hizo objeto de abusos sexuales.

Regalos

Entre los años 1990 y 1993, Míguez se aprovechó, según afirma la sentencia, de su condición de directivo de la asociación de vecinos y de su cargo de entrenador del equipo' de fútbol del barrio coruñés de Atochas-Monte Alto para "incitar los menores a realizar actos lascivos" y que mantuvieran con él prácticas sexuales, para lo que les hacía regalos -balones o camisetas de fútbol- e incluso entregaba pequeñas cantidades de dinero.

Otras veces, según se afirma en la sentencia, invitaba a los niños a ver películas pornográficas en su domicilio o en la asociación, y en una ocasión amenazó a uno, de los chicos con arrojarlo a un barranco si se negaba a sus prácticas sexuales.

La sentencia cita ocho ocasiones en las que estima probado que el procesado propuso a los menores realizar actos de este tipo. En una ocasión ofreció a uno de los menores 1.000 pesetas a cambio de que le tocara los genitales. Ante su negativa, lo agarró y lo empujó contra la pared, al tiempo que lo amenazaba.

Durante el juicio oral, Francisco Míguez negó rotundamente las acusaciones, que vinculó con el supuesto deseo de venganza del padre de uno de los niños. El Tribunal, no obstante, dio más credibilidad a la versión Coincidente de los menores, tanto en la fase previa como durante el juicio en el que ratificaron el contenido de las denuncias.

Archivado En