El empresario de Silos

Las jornadas sobre formación y empleo organizadas por el Inem en Madrid contaron ayer con la insólita presencia de Clemente Serna, el abad de Silos que el año pasado vendió tres millones de copias de un disco de cantos gregorianos. Lo que le trajo ayer a Madrid no fue la música, sino la escuela-taller que ha impulsado para rehabilitar un convento franciscano situado a 800 metros de su monasterio, y transformarlo en una hospedería.

Compartiendo la mesa del estrado con los alcaldes de Guadalajara, Vitoria, Girona y Valladolid, y con el director general del Inem, Alberto Elordi, Serna ...

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Las jornadas sobre formación y empleo organizadas por el Inem en Madrid contaron ayer con la insólita presencia de Clemente Serna, el abad de Silos que el año pasado vendió tres millones de copias de un disco de cantos gregorianos. Lo que le trajo ayer a Madrid no fue la música, sino la escuela-taller que ha impulsado para rehabilitar un convento franciscano situado a 800 metros de su monasterio, y transformarlo en una hospedería.

Compartiendo la mesa del estrado con los alcaldes de Guadalajara, Vitoria, Girona y Valladolid, y con el director general del Inem, Alberto Elordi, Serna se esforzó en demostrar que su última iniciativa no tiene nada de insólito. "Ya en el siglo V, los monjes eran promotores del bienestar", recordó. El abad se decidió a impulsar la escuela-taller al observar "el desierto humano" en que se estaban transformando los. alrededores de Silos y que un antiguo convento franciscano, desamortizado en 1835, se había convertido en una "cantera fácil". La escuela arrancó con sólo 15 alumnos, pero fue creciendo hasta los 64 actuales, lo que la convierte, en palabras de Serna, "en la mayor empresa de la región".

Clemente Serna saltó a la fama, muy a su pesar, a principios del año pasado, cuando el disco Las mejores obras del canto gregoriano, grabado por los monjes de su monasterio, logró la proeza de vender tres millones de copias en 32 países y obtuvo 16 discos de platino. El abad rechazó luego una oferta de 1.000 millones de pesetas para lanzar una segunda grabación, y se justificó con el siguiente argumento: "Lo que nos interesa ganar es gracia y santidad".

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