ECOLOGÍA CONGRESO DE LA UNESCO

Los expertos hacen en Sevilla un balance muy crítico de las reservas de la biosfera

Cuatrocientos expertos en conservación de la naturaleza y desarrollo sostenible, reunidos esta semana en Sevilla por la Unesco, tratan de dar mayor seriedad y prestigio a la red mundial de reservas de la biosfera, integrada por 324 zonas en 82 países. El balance que ayer se hizo de los veinte años de historia de estos espacios protegidos fue muy crítico. David Sheppard, responsable del programa de reservas de la Unión Mundial para la Naturaleza (UICN), fue claro al señalar que está desaprovechado el potencial de la red.En los pasillos del congreso de Sevilla, muchos de los asistentes mostraban...

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Cuatrocientos expertos en conservación de la naturaleza y desarrollo sostenible, reunidos esta semana en Sevilla por la Unesco, tratan de dar mayor seriedad y prestigio a la red mundial de reservas de la biosfera, integrada por 324 zonas en 82 países. El balance que ayer se hizo de los veinte años de historia de estos espacios protegidos fue muy crítico. David Sheppard, responsable del programa de reservas de la Unión Mundial para la Naturaleza (UICN), fue claro al señalar que está desaprovechado el potencial de la red.En los pasillos del congreso de Sevilla, muchos de los asistentes mostraban su escepticismo respecto a la eficacia real de estas áreas: "No han servido para nada", "son un batiburrillo", "la idea está bien; pero sobre la práctica nadie sabe lo que es una reserva de la biosfera".

"El concepto de reserva de la biosfera es muy atractivo; pero resulta muy difícil llevarlo a la práctica. Cuenta con pocos incentivos tangibles", afirmó Tomás Azcárate, presidente del Comité español y del Consejo Inernacional del MAB. En sus críticas incluyó el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), que pese a su nombre no se ha interesado de forma "sustancial y continua" por las reservas de la biosfera. Se refirió a la crisis económica de la Unesco, que le ha impedido promocionar esta red; y, en su reparto de reproches, afirmó: "Diez años después del Plan de Minsk (la anterior gran reunión sobre éstas áreas), muchas reservas permanedén sólo como un nombre. En algunos países desarrollados han sido casi olvidadas, por falta de prioridad política".

Los expertos incluyen a España entre los países que más interés han puesto en dar un sentido a sus reservas. Así lo han expresado desde Michel Batisse, padre del Programa MAB en la década de los setenta, hasta Sheppard, de la UICN. Las reservas españolas son Urdaibai, Ordesa, Montseny, Menorca, Manzanares, la Mancha húmeda, Cazorla, Marismas del Odiel, Doñana, Grazalema, Sierra Nevada, El Canal-Los Tiles y Lanzarote.

Mal la conservación marina

Sheppard, que ha hecho un estudio de evaluación de las reservas, indicó: "Hay grandes vacíos en la cobertura de ecosistemas marinos y costeros. La conservación marina va muy a la zaga de la terrestre". "La falta de un marco estatutario legal ha sido una limitación importante". (La elaboración de estatutos es precisamente uno de los objetivos esta conferencia). "La falta de recursos es otro problema importante. Hay que buscar alternativas imaginativas como fuentes de recursos, recurrir al voluntariado, buscar patrocinios, la colaboración de más agentes sociales y económicos". "Falta intercambio de experiencias. Hay que promover el hermanamiento entre reservas".

Sheppard destacó como gran brete de las reservas, que se intenta superar en Sevilla, la "faltade concreción y claridad" en las actividades y objetivos.

Jesús Casas, subdirector general de espacios naturales del Icona y director de Doñana durante ocho años, también se mostró crítico y algo escéptico: "Lo que España puede poner sobre la mesa es un buen montón de ejemplos y problemas. Los espacios protegidos ocupan un 5% del territorio nacional, y eso es mucho; pero nos gustaría que la protección fuera más operativa. Todos hemos oído hablar de parques de papel. (Sólo el 18% de estas zonas cuenta con una planificación específica). Además, no es suficiente con que haya espacios protegidos y estén bien gestionados; la conservación debe implicar a cada metro cuadrado. Cuando los espacios protegidos se convierten en guinda de una tarta, lo más probable es que llegue alguien y se la coma".

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