La UE busca mantener sus exportaciones a México gracias al acuerdo comercial

La Unión Europea (UE) pretende mantener su ritmo exportador a México y que éste no se deteriore como consecuencia del TLC. (Tratado de Libre Comercio, que agrupa a México, EE UU y Canadá). México persigue un aumento de las inversiones comunitarias directas de carácter productivo. Este interés, mutuo es el que recoge el proyecto de acuerdo comercial especial de amplio alcance que aprobará hoy la Comisión por unanimidad (como punto A), a iniciativa del vicepresidente Manuel Marín.

El análisis de la evolución reciente de las relaciones económicas revela la importancia de las exportacio...

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La Unión Europea (UE) pretende mantener su ritmo exportador a México y que éste no se deteriore como consecuencia del TLC. (Tratado de Libre Comercio, que agrupa a México, EE UU y Canadá). México persigue un aumento de las inversiones comunitarias directas de carácter productivo. Este interés, mutuo es el que recoge el proyecto de acuerdo comercial especial de amplio alcance que aprobará hoy la Comisión por unanimidad (como punto A), a iniciativa del vicepresidente Manuel Marín.

El análisis de la evolución reciente de las relaciones económicas revela la importancia de las exportaciones comunitarias a México: constituyen el 24,2% del total que se dirige a América Latina (ver cuadro), y lo que es más importante, se han doblado entre 1985, cuando México aún no había iniciado su liberalización, y 1993 (de 3.091 millones de ecus a 6.159 millones). El 90% de las exportaciones europeas son productos manufacturados, más de la mitad de los cuales son bienes de equipo y material de transporte. La balanza comercial arroja un amplio superávit, porque las importaciones mexicanas de productos de la UE han disminuido drásticamente. Bruselas pretende, lógicamente, que esacorriente comercial no decaiga.¿Cuál es, sin embargo, el interés de México en una zona comercial abierta con la UE, teniendo en cuenta que los aranceles comunitarios son inferiores ya a los mexicanos? Se centra sobre todo en que el acuerdo constituirá "un estímulo para el crecimiento de las inversiones europeas de carácter productivo" en ese país, lo que debe contribuir al "refuerzo de su situación financiera". El hincapié en las inversiones productivas europeas obedece al contraste con las norteamericanas, de carácter más financiero y volátil.

Así, México puede esperar convertirse en plataforma privilegiada de los empresarios europeos que aspiran a penetrar, desde su territorio, en el conjunto de países del TLC. Y la UE aspira, correlativamente, a mantener un grado creciente de presencia de sus inversiones directas. Algo que hoy está en duda. Aunque el monto de las inversiones comunitarias en México se sitúa en torno al 20% del total (para un 64,% de EE UU y Canadá, y un 4% de Japón), el flujo anual ha disminuido peligrosamente en 1993, desde el 20,6% al 12,2% (ver cuadro). Y ello considerando que el TLC entró en vigor el 1 de enero de 1994, por lo que ese descenso debe atribuirse, según los técnicos, a un efecto anticipación. Pues bien, el interés de la UE con el acuerdo propuesto es oponerse a lo que esa anticipación prefigura.

Por eso el documento de estrategia que hoy aprueba la Comisión específica el objetivo de que la relación económica México-UE no "se vea afectada por la pertenencia de México al TLC", tratado que "a la larga podría, tener como consecuencia que el efecto de desplazamiento de flujos comerciales fuese superior al efecto de creación", si no se pusiera en marcha un nuevo tipo de relaciones.

El acuerdo propuesto implica una "liberalización progresiva y recíproca de todo el comercio", con inclusión del capítulo agrícola, pero manteniendo excepciones para productos sensibles. Y va más allá del esquema de una zona comercial tradicional, al propugnar también la liberalización de Ias condiciones de inversión y de medidas reglamentarias sobre productos y servicios".

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