Un despacho junto al profesor

Para Carlos Velasco, español de Valladolid, de 26 años, el único inconveniente de ser alumno de posgrado en la LSE es que, mientras él vive en Londres, su novia trabaja en Badajoz. Lo mejor, dice, el nivel de las clases. "Sinceramente, no admite comparación con la universidad española". Carlos, que estudió Económicas en su ciudad natal y completó un doctorado en la Carlos III, en Madrid, sigue ahora su segundo curso de doctorado en la London School of Economics. Dispone de un despacho, compartido con otro compañero, junto al de algunos de los profesores que le dan clases."El ambiente me...

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Para Carlos Velasco, español de Valladolid, de 26 años, el único inconveniente de ser alumno de posgrado en la LSE es que, mientras él vive en Londres, su novia trabaja en Badajoz. Lo mejor, dice, el nivel de las clases. "Sinceramente, no admite comparación con la universidad española". Carlos, que estudió Económicas en su ciudad natal y completó un doctorado en la Carlos III, en Madrid, sigue ahora su segundo curso de doctorado en la London School of Economics. Dispone de un despacho, compartido con otro compañero, junto al de algunos de los profesores que le dan clases."El ambiente me gusta. Es muy cosmopolita y no sólo entre los alumnos. Tengo profesores nacidos en Singapur, por ejemplo. Y tampoco considero que sea un centro tan caro. Yo conseguí una beca de la Fundación Ramón Areces, pero el precio del curso está en torno al medio millón de pesetas".

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El curso se divide en tres trimestres de diez semanas cada uno. "Hay bastantes vacaciones intercaladas, pero mi supervisor no me deja que me las coja enteras".

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