Editorial:

La paz retrocede

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DOS HECHOS graves, que han tenido lugar en los últimos días, han hecho retroceder el difícil proceso de paz en Palestina en una medida que aún resulta dificil apreciar. Por un lado, una patrulla del Ejército israelí ha disparado sobre un puesto de la policía palestina cercano a la aldea de Beit Hanún, causando la muerte de tres de los funcionarios que se hallaban en ese lugar. Sesiones más dispares sobre este choque.Los israelíes han hablado de un acto provocador del grupo terrorista Hamás que habría desencadenado los tiros. Sin embargo, no hay ninguna prueba seria que confirme tal versión. Ayer se repitieron los hechos en la misma zona, aunque esta vez sin muertos. Se trata de los primeros incidentes de esta naturaleza desde que la autoridad palestina se estableció en Gaza y Jericó. Los israelíes están obligados a aportar pruebas de lo ocurrido y a castigar muy severamente a los soldados y mandos culpables de los disparos, a menos que exista una versión seria que les exima de responsabilidad.

Las conversaciones en El Cairo para intentar resolver este grave incidente no han dado resultado, si bien se ha decidido la celebración de una nueva reunión con la participación de Rabin y Arafat. Ello demuestra hasta qué punto el incidente es peligroso: la amenaza para el proceso de paz sería muy seria si los dos Gobiernos no logran tomar medidas que garanticen la no repetición de choques de este tipo.

El otro incidente palestino-israelí tiene probable mente mayor importancia de fondo porque toca a un problema estratégico para el futuro de la paz: se trata del inicio, por parte de los israelíes, de nuevas construcciones cerca de Belén para sus colonos, en un trozo de territorio palestino reconocido como tal hasta ahora. Ello pone al rojo vivo el problema de las implantaciones judías en Cisjordania. En el acuerdo de Washington -base del actual proceso de paz- se decidió sabiamente dejar para la segunda fase el. tema de esos islotes judíos. Para Rabin era casi imposible asumir el compromiso de suprimirlos, si bien en último extremo tal supresión será imprescindible para, la es tabilidad de la futura Palestina.Aparcar el tema . era, pues, una fórmula necesaria. Pero a cambio de una declaración, que Rabin hizo al tomar el poder, en el sentido de que no se producirían nuevos asentamientos. Pues bien, la reciente iniciativa israelí ' en Belén ha puesto en entredicho ese compromiso de Rabin. Las protestas han sido fuertes, por supuesto de parte palestina, pero incluso en 'medios israelíes.

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Como consecuencia de ello, Rabin ha tenido que suspender las construcciones en la. colonia de Efran. Sin embargo, ha ofrecido a los colonos israelíes que realicen la construcción en otro lugar, con una peque ña reducción de las unidades de alojamiento: en vez de 500 se autorizan 300. Esta decisión ha dado a los palestinos la sensación de haber sido engañados. In cluso en el seno del Gobierno israelí ha habido reproches a Rabin por su falta de energía para enfrentarse a la derecha y para cumplir las promesas que hizo des pués de haber ganado las: elecciones..

Es evidente que tanto Rabin como Arafat tienen que hacer frente en su propio campo a dificultades enormes para poder llevar adelante el proceso de paz.' El terrorismo de Hamás disminuye las posibilidades de maniobra de Arafat. Rabin tiene que hacer frente también a una oposición derechista que se radicalizará aún más ante las concesiones previsibles para lograr un acuerdo con $iría: pero sería un grave error por su parte creer que puede manejar a los palestinos mediante acuerdos tácticos, dejando de lado decisiones de fondo que son imprescindibles para poner en marcha una Palestina estable.

Armar barullo

LA DURÍSIMA descalificación que el ex ministro. Barrionuevo ha hecho del juez Garzón ha sido tan exageradamente teatral que es inevitable pensar en un intento de provocación. Esa especie de invitación a que Garzón suba al ring a pelear con él sólo puede entenderse como una maniobra de distracción para que el público atienda al pleito entre el juez y el político y se olvide del asunto principal: la existencia de una trama criminal de cuyos desastrosos efectos políticos nadie ha respondido todavía.El que fuera ministro del Interior en los años en que fueron creados los GAL alega indefensión jurídica, pero con sus iniciativas de estos días demuestra que no es el terreno legal, sino el de la opinión pública, el que ha elegido para defenderse. Su argumento es que sólo podría contrarrestar las acusaciones aparecidas en los medios de comunicación si el juez le da ocasión de refutar los testimonios de Amedo y Domínguez. Pero sostiene que Garzón no le cita porqué en ese caso perdería la jurisdicción sobre el sumario, que pasaría al Supremo por su condición de aforado. Esa resistencia del juez, a desprenderse del caso sería consecuencia de su animadversión personal contra Barrionuevo, Belloch y González.. Se trata, por tanto, de las imputaciones más graves que cabe hacer a un juez: falta de imparcialidad y, posiblemente, prevaricación.

La acusación es cuando menos irresponsable. Barrionuevo es un político en activo. Si el problema es que ha sido injustamente acusado por los medios. de comunicación, que, habrían deducido de las declaraciones de Amedo y Domínguez más de lo que había en ellas, no sólo tenía abierta la vía de la querella o la demanda civil contra los ex policías, sino las páginas de los propios periódicos para refutar, matizar, rechazar tales acusaciones. Si la cuestión se plantea en el terreno político -"es decir", en el de la opinión pública-, ése es el camino. Ciertamente, es el que ha ultilizado, y bien profusamente, estos días.

Lo tramposo es hacerlo mediante una argumentación pretendidamente jurídica. Ningún juez puede retener un sumario si en la investigación aparecen indicios serios de implicación de personas aforadas. Pero tampoco puede desprenderse de él y remitirlo al Supremo por la mera existencia de declaraciones de testigos no comprobadas. Corresponde al juez valorar los indicios y, ciertamente, no parecen muy consistente los que se conocen en relación a Barrionuevo: que Amedo dice haber oído a otro implicado hablar por teléfono con alguien a quien llamaba "ministro" para comunicarle que iban a soltar al secuestrado Marey.

Los privilegios procesales tienen un carácter excepcional y deben ser interpretados restrictivamente. Así lo recordaba hace menos de un mes un auto del Tribunal Supremo a propósito de la denuncia presentada por el PP en relación al supuesto pago de sobre sueldos con cargo a los fondos reservados. Frente a la pretensión del PP de que fuera el, Supremo quien se hiciera cargo de la investigación, el alto tribunal decidió remitirlo a un juzgado ordinario, con la consideración de que sólo si aparecieran pruebas o indicios consistentes de delito por parte de personas aforadas deberían remitirse las actuaciones al Supremo.

Es posible que Garzón haya cometido errores en la instrucción, y lógico q ue el levantamiento del secreto del sumario en coincidencia con la publicación de las declaraciones periodísticas de Amedo y Domínguez suscite dudas sobre los procedimientos. Pero la actitud de Barrionuevo de plantear su defensa como .un pleito entre poderes a dilucidar en el terreno de la opinión

Armar barullo

LA DURÍSIMA descalificación que el ex ministro. Barrionuevo ha hecho del juez Garzón ha sido tan exageradamente teatral que es inevitable pensar en un intento de provocación. Esa especie de invitación a que Garzón suba al ring a pelear con él sólo puede entenderse como una maniobra de distracción para que el público atienda al pleito entre el juez y el político y se olvide del asunto principal: la existencia de una trama criminal de cuyos desastrosos efectos políticos nadie ha respondido todavía.El que fuera ministro del Interior en los años en que fueron creados los GAL alega indefensión jurídica, pero con sus iniciativas de estos días demuestra que no es el terreno legal, sino el de la opinión pública, el que ha elegido para defenderse. Su argumento es que sólo podría contrarrestar las acusaciones aparecidas en los medios de comunicación si el juez le da ocasión de refutar los testimonios de Amedo y Domínguez. Pero sostiene que Garzón no le cita porqué en ese caso perdería la jurisdicción sobre el sumario, que pasaría al Supremo por su condición de aforado. Esa resistencia del juez, a desprenderse del caso sería consecuencia de su animadversión personal contra Barrionuevo, Belloch y González.. Se trata, por tanto, de las imputaciones más graves que cabe hacer a un juez: falta de imparcialidad y, posiblemente, prevaricación.

La acusación es cuando menos irresponsable. Barrionuevo es un político en activo. Si el problema es que ha sido injustamente acusado por los medios. de comunicación, que, habrían deducido de las declaraciones de Amedo y Domínguez más de lo que había en ellas, no sólo tenía abierta la vía de la querella o la demanda civil contra los ex policías, sino las páginas de los propios periódicos para refutar, matizar, rechazar tales acusaciones. Si la cuestión se plantea en el terreno político -"es decir", en el de la opinión pública-, ése es el camino. Ciertamente, es el que ha ultilizado, y bien profusamente, estos días.

Lo tramposo es hacerlo mediante una argumentación pretendidamente jurídica. Ningún juez puede retener un sumario si en la investigación aparecen indicios serios de implicación de personas aforadas. Pero tampoco puede desprenderse de él y remitirlo al Supremo por la mera existencia de declaraciones de testigos no comprobadas. Corresponde al juez valorar los indicios y, ciertamente, no parecen muy consistente los que se conocen en relación a Barrionuevo: que Amedo dice haber oído a otro implicado hablar por teléfono con alguien a quien llamaba "ministro" para comunicarle que iban a soltar al secuestrado Marey.

Los privilegios procesales tienen un carácter excepcional y deben ser interpretados restrictivamente. Así lo recordaba hace menos de un mes vil auto del Tribunal Supremo a propósito de la denuncia presentada por el PP en relación al supuesto pago de sobre sueldos con cargo a los fondos reservados. Frente a la pretensión del PP de que fuera el, Supremo quien se hiciera cargo de la investigación, el alto tribunal decidió remitirlo a un juzgado ordinario, con la consideración de que sólo si aparecieran pruebas o indicios consistentes de delito por parte de personas aforadas deberían remitirse las actuaciones al Supremo.

Es posible que Garzón haya cometido errores en la instrucción, y lógico q ue el levantamiento del secreto del sumario en coincidencia con la publicación de las declaraciones periodísticas de Amedo y Domínguez suscite dudas sobre los procedimientos. Pero la actitud de Barrionuevo de plantear su defensa como .un pleito entre poderes a dilucidar en el terreno de la opinión_ pública resulta irresponsable. Acusaciones como la de que Garzón se mueve por resentimiento -por no haber sido nombrado ministro- buscan contraponer la justicia de los jueces a la de la sociedad, deslizando el mensaje implícito de que los ciudadanos, no movidos por prejuicios, considerarían de otra- manera el asunto de los GAL. La experiencia italiana es bastante ilustrativa de- la dinámica que tal planteamiento puede abrir en una sociedad ya bastante desconcertada. Y no haber tenido en cuenta ese antecedente revela, además, falta de inteligencia. pública resulta irresponsable. Acusaciones como la de que Garzón se mueve por resentimiento -por no haber sido nombrado ministro- buscan contraponer la justicia de los jueces a la de la sociedad, deslizando el mensaje implícito de que los ciudadanos, no movidos por prejuicios, considerarían de otra- manera el asunto de los GAL. La experiencia italiana es bastante ilustrativa de- la dinámica que tal planteamiento puede abrir en una sociedad ya bastante desconcertada. Y no haber tenido en cuenta ese antecedente revela, además, falta de inteligencia.

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