EE UU compra en secreto partes de un misil para estudiar las defensas rusas

En un acuerdo financiado en secreto por el Pentágono, la Agencia estadoundense de Inteligencia de Defensa (DIA), que es la organización de inteligencia militar de EE UU, ha adquirido componentes esenciales de los misiles rusos S-300, equivalentes a los Patriot, cohetes de defensa antimisil que se hicieron famosos durante la guerra del Golfo al utilizarse en la intercepción de los Scud iraquíes.

La operación para hacerse con los misiles rusos comenzó hace dos años y ha sido pagada con fondos reservados del Departamento de Defensa, según reconocieron fuentes gubernamentales.

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En un acuerdo financiado en secreto por el Pentágono, la Agencia estadoundense de Inteligencia de Defensa (DIA), que es la organización de inteligencia militar de EE UU, ha adquirido componentes esenciales de los misiles rusos S-300, equivalentes a los Patriot, cohetes de defensa antimisil que se hicieron famosos durante la guerra del Golfo al utilizarse en la intercepción de los Scud iraquíes.

La operación para hacerse con los misiles rusos comenzó hace dos años y ha sido pagada con fondos reservados del Departamento de Defensa, según reconocieron fuentes gubernamentales.

El intermediario en la operación fue la firma BDM-International, con sede en Virginia, y cuyo presidente es Frank Carlucci, antiguo secretario de Defensa y asesor de Seguridad del presidente Ronald Reagan. Esta firma ganó con concurso secreto convocado con este fin por el Pentágono

Un avión de fabricación soviética (construido en la antigua URSS), un Antonov 124, transportó la semana pasada los componentes de los 300 a Huntsville (Alabama), donde se halla el Centro de Misiles e Inteligencia Espacial de la DIA.

Algunos expertos militares consideran que el S-300 es un misil, superior al Patriot norteamericano. El objetivo de la compra es el estudio de los sistemas de guía del misil y de los radares rusos por si se diera el caso de que los pilotos estadounidenses se tuvieran que enfrentar a ellos.

Los componentes del misil fueron vendidos, al parecer, por Bielorrusia, un Estado ahora independiente que formaba parte de la antigua URSS.

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