Jerusalén al fondo

Bichara Jader, director del Centro de Estudios del Mundo Árabe Contemporáneo de la Universidad de Lovaina y autor de Europa y el Mundo árabe, puso el dedo en la llaga con una Ponencia sobre Palestina, tierra de reencuentro de las tres religiones, presentada por Fernando Morán, ex ministro de Asuntos Exteriores."Jerusalén no es sólo religión", mantiene Jader, "es crucial para nosotros, los palestinos. Es el epicentro del conflicto y puede ser la llave de la paz, como capital de dos Estados. Toda otra solución impuesta significaría el fin del sueño de hacer de Jerusalén el punto de...

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Bichara Jader, director del Centro de Estudios del Mundo Árabe Contemporáneo de la Universidad de Lovaina y autor de Europa y el Mundo árabe, puso el dedo en la llaga con una Ponencia sobre Palestina, tierra de reencuentro de las tres religiones, presentada por Fernando Morán, ex ministro de Asuntos Exteriores."Jerusalén no es sólo religión", mantiene Jader, "es crucial para nosotros, los palestinos. Es el epicentro del conflicto y puede ser la llave de la paz, como capital de dos Estados. Toda otra solución impuesta significaría el fin del sueño de hacer de Jerusalén el punto de encuentro de las tres religiones".

Jader reconoce que el proceso de paz en Palestina ha logrado "una revolución semántica: ha conseguido que los enemigos satanizados pasen a cooperar. Pero los palestinos son la parte débil del proceso".

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Pero el especialista palestino ve importantes escollos: "Por vez primera en su historia, Israel descubre que tiene que situarse con los vecinos en términos no conflictivos. Pero sigue apegado a su Judea y Samaria, a Jerusalén como su capital. Ese enfoque puede dar al traste con nuestros sueños. No habrá paz sin solución para todos los refugiados palestinos y mientras se mantenga la apropiación exclusiva de Jerusalén".

Jader, que se define como "intelectual libre, palestino árabe impregnado de valores universales", señala que "hay que desactivar el pesimismo rampante y luchar contra la xenofobia y la intolerancia que se desarrolla en las dos orillas del Mediterráneo. Para eso, las tres religiones tienen que sobrepasar su narcisismo. El camino hacia la paz es sinuoso y estamos en un punto verdaderamente crítico".

Jader no es partidario del diálogo por el diálogo. "Un escollo importante en este tipo de reuniones es lo que yo llamaría el buenismo, esa creencia de que todo el mundo es bueno, que sólo sirve para ocultar la ambigüedad del diálogo. Todo diálogo tiene que combatir las injusticias y encarar la reparación de los daños. De ahí que sea necesario que cada religión debe emprender una crítica interna de sus propios dogmatismos".

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