Conocer los métodos anticonceptivos no evita los embarazos entre adolescentes

La información sexual de que disponen los jóvenes es escasa

Conocer los métodos anticonceptivos no evita los embarazos entre adolescentes. Así lo asegura un experto, José Cáceres, que cree más en la necesidad de que los jóvenes sepan comunicarse y negociar estos temas sexuales para eludir sus consecuencias. Los estudios revelan, no obstante, que la información sobre estos temas es muy precaria y que el contexto social de los jóvenes influye notablemente en el nivel de conocimiento. Una de las causas más importantes de embarazos no deseados es también que los adolescentes prefieran la improvisación.

En los últimos años, José Cáceres, profesor...

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Conocer los métodos anticonceptivos no evita los embarazos entre adolescentes. Así lo asegura un experto, José Cáceres, que cree más en la necesidad de que los jóvenes sepan comunicarse y negociar estos temas sexuales para eludir sus consecuencias. Los estudios revelan, no obstante, que la información sobre estos temas es muy precaria y que el contexto social de los jóvenes influye notablemente en el nivel de conocimiento. Una de las causas más importantes de embarazos no deseados es también que los adolescentes prefieran la improvisación.

En los últimos años, José Cáceres, profesor universitario y miembro del Centro de Salud Mental de Ermitagaña (Pamplona), ha trabajado en programas de prevención tanto de embarazos no deseados como de rupturas afectivas en adolescentes. "Las campañas oficiales y los programas escolares no resultan comprensivos para los adolescentes y asumen que si las jóvenes se quedan embarazadas es por desconocimiento. Pero ésto no es exactamente así. Conocer que existen métodos anticonceptivos no implica su uso. De hecho, es más importante que los jóvenes aprendan a comunicarse. Es lo que llamamos negociación, o sea, llegar, a acuerdos para no correr riesgos. Muchas jóvenes advierten que sienten miedo de decirle al chico con el que están que utilice un preservativo por temor a que éste piense que es una chica promiscua, por ejemplo", precisa Cáceres.Pero no sólo el pudor aleja los anticonceptivos de las relaciones sexuales entre adolescentes. "Suele ocurrir que en los comienzos de una relación entre adolescentes, éstos se dejan guiar por el principio de placer, por el coito espontáneo. Las chicas pueden llegar a prescindir de anticonceptivos, aunque los conozcan, si se sienten seguras afectivamente. Por tanto, es preciso que nuestros jóvenes aprendan a negociar, a comunicarse, para que ese impulso del placer no les convierta en padres prematuros", concluye.

Contexto familiar

Uno de los estudios, dirigido por Margarita Delgado directora del banco de datos del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), en 1992, concluye que la información sexual que reciben los jóvenes es escasa. "Hemos estudiado el comportamiento de las jóvenes de entre 14 y 20 años de Madrid, pero los resultados pueden extrapolarse, aunque con matices", advierte la demógrafa. Casi un 10% de las jóvenes entre 14 y 19 años aseguró no conocer ningún tipo de anticonceptivo.Pese a que con la edad disminuye la desinformación (el 21% de las menores de 14 años frente al 4% de las jóvenes de 18 años), lo preocupante, según la investigadora, es que incluso las chicas de 19 anos siguen obteniendo la información en el grupo de amigos. "La precariedad de esta información es uno de los factores que más influye en los embarazos no deseados", señala.

El contexto familiar parece ser determinante: "Las adolescentes menos informadas suelen tener un padre católico practicante y una madre con estudios superiores; reciben alguna información en casa pero siempre escasa o tardía".

"Por contra, las adolescentes más informadas conviven con padres católicos no practicantes o indiferentes y consideran que se les concede bastante libertad", señala Delgado al tiempo que advierte que una de las consecuencias de esta falta de información es el embarazo no deseado y el matrimonio precoz. "Una realidad que ha ido en aumento. Mientras que en 1975 un 42% de las españolas menores de veinte años se había casado por un embarazo, en 1987 ese porcentaje había crecido hasta el 63%".

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