Tribuna:OPERACIÓN 'FONDOS RESERVADOS' - ROLDÁN, NI VIVO NI MUERTO / 23

El aire puro alimenta en Jerusalén

Cloacas en Damasco. Un experto en cloacas probablemente sabría distinguir en qué parte la ciudad conserva el alcantarillado subterráneo turco y qué parte se debe a los ocupantes franceses e ingleses para que sus excrementos corporales se separaran para siempre de los espirituales. El mundo es un subterráneo continuo, y es allí donde saben la verdad de lo que pasa en la superficie examinada por los más precisos periscopios. El subterráneo sabía antes que Bush y Gorbachov cómo iba a terminar la guerra fría. El subterráneo sabe antes que Felipe González, Mitterrand, Berlusconi... cuándo y cómo te...

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Cloacas en Damasco. Un experto en cloacas probablemente sabría distinguir en qué parte la ciudad conserva el alcantarillado subterráneo turco y qué parte se debe a los ocupantes franceses e ingleses para que sus excrementos corporales se separaran para siempre de los espirituales. El mundo es un subterráneo continuo, y es allí donde saben la verdad de lo que pasa en la superficie examinada por los más precisos periscopios. El subterráneo sabía antes que Bush y Gorbachov cómo iba a terminar la guerra fría. El subterráneo sabe antes que Felipe González, Mitterrand, Berlusconi... cuándo y cómo terminarán sus primeros papeles en farsas residuales. Pero dejó la filosofía de cloaca para preocuparse por el momento en que el comando del Mosad, dirigido por Judith, tuviera que hacerle salir del alcantarillado y llevarle, suponía, a Jersusalén. Había que pactar una salida honorable y se detuvo obligando a que le clavaran en los riñones la boca del fusil ametrallador sostenida por su inmediato seguidor. Judith acudió con expresión reñidora respaldada por la enjundia de su traje de campaña que la hacía parecer un paracaidista apátrida.-¿Problemas?

-Quisiera pactar. Uno de mis ayudantes habrá tratado de ponerse en contacto conmigo en el hotel, al que ni siquiera he ido... Allí debe haber algún mensaje. Segunda cuestión: presiento que quieren llevarme a Jerusalén, por. lo que deberemos atravesar la frontera clandestinamente... Hay un paseíto, y no quisiera ni que me dieran un golpe para aturdirme ni ingerir cloroformo, detesto el cloroformo, me parece una anestesia subdesarrollada, de posguerra...

-Por partes.

Judith interrogó al que había hablado con ella a la puerta del harén.

-¿Existe ese mensaje?

-Este... cierto... un mensaje boludo en el que se habla de guita y de apariciones.

El judío argentino, que tenía aspecto de bailarín de flamenco, aunque igual podía ejercer de camarero, sommelier y miembro de Mosad, tendió un papel a Judith. Ella lo leyó para guardarlo después en uno de los seiscientos bolsillos de su uniforme de ángel exterminador y concluyó.

-Ni golpe en la cabeza, ni cloroformo...

-Niinyección...

-¿Qué tal una capucha y esposas?

- Con ustedes uno puede entenderse...

Siguió la marcha entre cataratas que olían a pipí de arak, por lo que dedujo que arriba, en la tierra, estaría Abú bebiéndose unos cuantos litros de aguardiente anisado. Trataba de dialogar con Judith, que ahora marchaba ante él.

-¿Me dejarán ver Jerusalén? ¿Podré salir de las cloacas?

-Obedezco órdenes, pero comprendo su deseo. Jerusalén es una ciudad espiritual, aérea, levitante... lo contrario de las cloacas. ¿Ha leído usted a Saul Below?

-No recuerdo si lo he leído, pero seguro que he quemado alguno de sus libros. Herzog, creo recordar.

-¿Por antisemitismo?

-Odio los libros ... sobre todo los que he leído ...

-Below tiene un hermoso libro: Ida y vuelta a Jerusalén, del que me sé fragmentos enteros de memoria: "Jerusalén, el pensamiento está en el aire, el aire puro alimenta en Jerusalén; hasta los sabios lo dicen. El universo se interpreta a sí mismo ante tus ojos en la franqueza del valle, conformado en un revoltijo de rocas que termina en agua muerta. En cualquier parte mueres y te desintegras, aquí mueres y te mezclas".

-Soy muy individualista, no me gusta mezclarme ni siquiera muerto.

-Sólo es una bella metáfora.

Caminaban ya una hora y el cabeza de marcha les impuso silencio y quietud. Afirmó la ametralladora entre sus manos y se acercó quedamente a lo que parecía una puerta de salida cubierta por anochecidas vegetaciones denunciadas por la luna. Metió la punta del arma entre las plantas, luego los ojos, finalmente la cabeza, miró, olió, emitió un sonido al parecer de mochuelo local en celo y le fue respondido por un mensaje de mochuela local dispuesta a que cumplieran las leyes de la naturaleza. Judith le tendió el mensaje de Biscúter.

-No podrá leerlo ahora. Irá con una capucha hasta un helicóptero. Allí se la quitaremos y mientras volamos podrá leerlo. Llegará a Jerusalén por aire. Recuerde: "El aire puro alimenta en Jerusalén".

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