EE UU detendrá y deportará a los cubanos que lleguen a Florida

Se acabaron las bienvenidas para los cubanos que alcanzaban las costas de Florida. Alarmado por la imparable oleada de cubanos que se lanzan al mar, Bill Clinton anunció ayer que Estados Unidos detendrá y deportará a su base de Guantánamo, situada en la propia Cuba, a todos aquellos que intenten alcanzar las costas norteamericanas huyendo de la miseria de la isla caribeña. Los cubanos que lleguen ilegalmente a territorio norteamericano no serán autorizados a, permanecer en Estados Unidos.

Castro, dijo Clinton, "intenta exportar la crisis política y económica que él ha creado en Cuba". "...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Se acabaron las bienvenidas para los cubanos que alcanzaban las costas de Florida. Alarmado por la imparable oleada de cubanos que se lanzan al mar, Bill Clinton anunció ayer que Estados Unidos detendrá y deportará a su base de Guantánamo, situada en la propia Cuba, a todos aquellos que intenten alcanzar las costas norteamericanas huyendo de la miseria de la isla caribeña. Los cubanos que lleguen ilegalmente a territorio norteamericano no serán autorizados a, permanecer en Estados Unidos.

Castro, dijo Clinton, "intenta exportar la crisis política y económica que él ha creado en Cuba". "Pero Castro", añadió, "no va a dictar la política de inmigración de Estados Unidos".Sólo entre el miércoles y el jueves pasados, la Marina norteamericana rescató a más de un millar de personas de las aguas del estrecho de Florida. El radical giro de la política de inmigración de Washington respecto a los cubanos cierra un capítulo de cordial acogida a todos aquellos que escapaban del régimen de Fidel Castro que ha durado 28 años. Con las medidas anunciadas ayer, la Administración de Clinton trata de evitar un éxodo similar al de Mariel en 1980, cuando más de 125.000 cubanos abandonaron la isla.

Desde 1966, los cubanos que llegaban en embarcaciones a Florida, así como los que pedían asilo político durante viajes al extranjero, eran recibidos con los brazos abiertos por los servicios de inmigración norteamericanos. Pero la decisión adoptada por Fidel Castro, a principios de agosto, de permitir la salida de los descontentos en pequeñas embarcaciones rompió los esquemas de Washington.

"El purgatorio suena mejor que el infierno. Ningún cubano va a dejar de hacerse a la mar por la nueva política norteamericana". Así de tajante se manifestó ayer José Antonio Lanuza, presidente del Centro de la Democracia Cubana en Miami.

Página 3

Archivado En