Las autoridades de Maastricht expulsan a los drogadictos extranjeros del país

Los drogadictos extranjeros que se niegan a abandonar la ciudad holandesa de Maastricht son, desde ayer, acompañados por la policía local hasta los puntos fronterizos más cercanos. La acción forma parte de un endurecimiento de las autoridades locales en la lucha contra los narcoturistas, término con el que se designa a los centenares de jóvenes europeos que viajan diariamente a Holanda en busca de las dosis precisas para su consumo.

La actuación policial comenzó con la limpieza del parque Kleine Griend, centro principal de las operaciones entre consumidores y camell...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Los drogadictos extranjeros que se niegan a abandonar la ciudad holandesa de Maastricht son, desde ayer, acompañados por la policía local hasta los puntos fronterizos más cercanos. La acción forma parte de un endurecimiento de las autoridades locales en la lucha contra los narcoturistas, término con el que se designa a los centenares de jóvenes europeos que viajan diariamente a Holanda en busca de las dosis precisas para su consumo.

La actuación policial comenzó con la limpieza del parque Kleine Griend, centro principal de las operaciones entre consumidores y camellos (vendedores de droga) en su mayoría procedentes de los países cercanos. La noche anterior se distribuyó por la zona una nota en cuatro idiomas en la que se adelantaban las acciones a tomar y se conminaba a todos los extranjeros a abandonar la ciudad advirtiéndoles que de no hacerlo se procedería a su expulsión.

Para evitar la proliferación de nuevos puntos conflictivos y disuadir a los narcoturistas de su vuelta a la ciudad, la policía iniciará en los próximos días la denominada Operación Tit-For-Tat que, de acuerdo con el ministerio fiscal, establece un procedimiento de urgencia para la celebración de juicio e inmediato ingreso en prisión de los detenidos en posesión de drogas duras.

La postura de las autoridades viene determinada porque "la situación ha escapado ya de todo control. En los últimos tiempos los niveles de peligrosidad de la ciudad han alcanzado cotas intolerables", según explica un portavoz del ayuntamiento.

Maastricht, al igual que otras ciudades fronterizas holandesas, ha sido por mucho tiempo cita de drogadictos extranjeros atraidos por la tolerante política holandesa en materia de drogas que, además de asegurar prácticamente su impunidad, conlleva la reducción del precio del producto y asegura su pureza.

Archivado En