Los hinchas roban un brazo a Cibeles

La estatua madrileña fue mutilada en la celebración de la goleada de España a Suiza

Si la diosa Cibeles pudiese decirles algo a los novios que le salen cada vez que España o el Real Madrid ganan un partido de fútbol, les daría calabazas a la primera. O les denunciaría, porque lo de la noche del sábado fueron malos tratos. Los hinchas le arrancaron la mano izquierda, arrebatados por el 3-0 con que España goleó a Suiza. Y se la llevaron -la policía no la ha encontrado-, de forma que no hay implante posible.Los aficionados, unos 2.000 según la Policía Municipal, llegaron a la plaza de Cibeles hacia las doce y media de la noche, y allí bebieron y gritaron hasta las tres de la mad...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Si la diosa Cibeles pudiese decirles algo a los novios que le salen cada vez que España o el Real Madrid ganan un partido de fútbol, les daría calabazas a la primera. O les denunciaría, porque lo de la noche del sábado fueron malos tratos. Los hinchas le arrancaron la mano izquierda, arrebatados por el 3-0 con que España goleó a Suiza. Y se la llevaron -la policía no la ha encontrado-, de forma que no hay implante posible.Los aficionados, unos 2.000 según la Policía Municipal, llegaron a la plaza de Cibeles hacia las doce y media de la noche, y allí bebieron y gritaron hasta las tres de la madrugada. Los agentes locales no intervinieron en el asalto a la estatua, aunque sí cortaron el tráfico en las calles que dan a la plaza. La aglomeración de gente fue tal que nueve personas resultaron heridas leves, por caídas.

En la mañana de ayer, los restos daban fe de la paliza inmisericorde que sufrió Cibeles. Latas de cerveza, las flores extraídas del parterre por el suelo, el césped machacado y los focos de iluminación del conjunto arrancados de cuajo.

La estatua de la diosa es el monumento más emblemático de Madrid. Fue levantado en 1782 por encargo de Carlos III. Ayer al mediodía, decenas de turistas la fotografiaban ignorantes de que se llevaban a casa una imagen insólita del monumento. Álvaro Galvani, un brasileño de 37 años, cámara en ristre, miraba atónito y repetía: "Es una barbaridad".

El alcalde de Madrid, José María Álvarez del Manzano, exculpó ayer a los agentes locales y tildó de "bárbaros" a los madrileños que asaltaron la fuente. El alcalde indicó ayer a Efe que la Policía Municipal no puede cargar sobre los ciudadanos, ni se puede "fortificar la Cibeles con sacos terreros como en la guerra" cuando se celebre una victoria deportiva.

Jesús Sánchez, un jubilado de 70 años, se había acercado ayer a ver el destrozo: "Ha habido negligencia", decía, "pero si el alcalde hubiese puesto vigilancia, se le habría criticado. Es una cuestión de gamberrismo".

Hasta el Mundial de México de 1986, eran los hinchas del Real Madrid los que acostumbraban a acudir a la fuente a celebrar los triunfos. Desde ese año, la estatua soporta también los éxitos de la selección. Ayer era notable la presencia de seguidores del Madrid: "¡Así gana el Madrid!" o, "¡La selección ganó porque el Madrid marcó!" eran algunos de los gritos de guerra emitidos por los asaltantes de la fuente. Augusto López, jubilado madrileño de 65 años, pedía ayer "que cojan a estos gamberros y les pasen la factura".

El alcalde confía en que el sábado que viene, cuando juegue España de nuevo, los ciudadanos sean más civilizados.

En agosto de 1992, la Cibeles fue pintada como resultado de una apuesta entre mendigos. La limpieza costó 800.000 pesetas. Ayer, los técnicos del Ayuntamiento no habían evaluado aún lo que costará el destrozo.

Archivado En